¿Alguien sabía que Viviana Canosa había vuelto "a la tele"? ¿Pocos, no? Pues sí. Regresó. En realidad, la periodista tiene programa propio pero no en uno de los conocidos canales de aire o de cable, sino en una plataforma de "streaming", el formato que está de moda por estos días. En una de las emisiones -la cuarta- entrevistó a Héctor Baldassi y le hizo una pregunta que llevó a sus panelistas a levantarse de la mesa y retirarse del "estudio".
El nombre del ciclo ya es provocador, bien al estilo de Canosa: se llama "Rebaño de pelotudos" ya que la conductora suele llamar de esa manera a un pueblo al que considera "manso" y que no se rebela como debería -según ella- frente a una clase dirigente que "hace lo que quiere porque sabe que la gente no hace nada más allá de quejarse".
En la última emisión -el programa va dos veces por semana- Canosa tuvo como invitado a Héctor Baldassi, un ex árbitro que luego se volcó a la política como dirigente de Juntos por el Cambio en la provincia de Córdoba. Apodado "La Coneja", el ex referí soñó en algún momento con ir por la gobernación, pero ese deseo, por el momento, quedó trunco.
A Baldassi siempre se le reconoció capacidad del humor. "Como buen cordobés, sabe contar chistes o cuentos. Es un plato", se dijo más de una vez sobre él. A la hora de la respuesta a los periodistas, entonces, no es uno de esos políticos tradicionales que hablan acartonados sino que siempre ofrece alguna salida ocurrente.
Canosa tampoco es alguien "convencional" a la hora de hacer sus programas o de bombardear a preguntas a sus reporteados. Con Baldassi venían palo y palo cuando, recordando sus épocas de árbitro de fútbol (en un momento se dijo que era el mejor de la Argentina) lo sorprendió con un interrogante que hizo explotar y abandonarla a sus panelistas.
"¿Alguna vez te falló el pito, Baldassi?" quiso saber la periodista. Mientras el cordobés ensayaba un inicio de respuesta, los compñeros de Canosa (entre los que se destaca el economista y actual legislador de JxC Martín Tetaz) se levantaron de sus asientos y en medio de exclamaciones graciosas y sorprendidas se levantaron de sus asientos y abandonaron la mesa, dejando solos a Canosa y a Baldassi, quien no se amilanó ante semejante inquietud de Canosa y le contestó con humor.
