Cuando menos lo esperaba, allá por el 2011, Agustina Lecouna encontró el amor. Si bien nunca fue de fantasear con la maternidad... ese momento le llegó, y por tres. Enamorada de Diego Belbussi, la actriz priorizó la familia y acompañó a su esposo por el mundo, debido a los compromisos que él tenia por su profesión. Hoy tienen 3 hijas.
Primero fue Chile, luego varios destinos europeos y actualmente, desde hace un año, sentaron base en Miami. En medio de la pandemia, dialogó con Paparazzi. Arrancó hablando de sus sensaciones: “estoy un poco acostumbrada a estar expatriada".
"Cada destino te va haciendo más experto en esto de levantar rápidamente tu hogar, donde quiera que estés. Llevás menos cosas y te vas acostumbrando a pedir más ayuda cada vez que te vas a un lugar y generar vínculos sociales, hacerse amigos y arraigarse", dijo.
En cuánto a cómo pasa la pandemia contó que "Agradezco porque vivo arriba de la playa y pudimos salir a hacer caminata diaria, pasear en bicicleta, ir por la playa... Para los chicos es difícil porque recién habían empezado a hacerse amigos. Por otro lado, el contacto con la naturaleza ayudó. Tenemos una vista maravillosa”.
-Te tocó la cuarentena en Miami. ¿Cómo la llevás?
-Con mis tres hijas nos vemos más las caras porque la escuela pasó a estar en casa. Fue muy difícil al comienzo hasta que le agarramos la mano, porque una esta en sala de 5 y la otra primer grado y me necesitan para manejar la tecnología. Van a una escuela pública donde les dan las computadoras, pero manejan varias plataformas. Y también tengo a Sofi de 3 que requiere que la mamá juegue. Al comienzo estaba en la locura absoluta, tratando de no claudicar hasta que entendí que era nuevo para todos.
-No querías ser madre... y de pronto tenés tres hijas.
-Tres hijas dan trabajo. Siempre fui más Mafaldita que Susanita en cunto a que no era algo manifiesto en mi el deseo de ser madre. Una vez que me pasó quede encantada con la situación. Es muy intenso y tiene muchos momentos cuesta arriba, y tiene otros que son fascinantes. Me gustó formar una familia. Fue una decisión que me cambió la vida. No era algo que deseaba de chiquita, pero cuando conocí a Diego, me enamoré y empezamos a pensar la posibilidad de formar una familia. Decidimos que íbamos a intentarlo porque estábamos listos para dar ese amor. Llegó Violeta y fue maravilloso, me lleno de amor, me dio experiencia, posibilidades de crecer, madurar... y sumamos a esta aventura a Victoria y Sofia porque nos encanto. Éramos una familia rodante.
-¿Como llevás el rol materno?
-Siempre cuento lo del holter porque entre los terremotos y sismos en Chile, y mi primera hija que me movió la estantería, al vivir sola y ser independiente, ahí empezaron mis arritmias. A mi hija le digo que es porque se me empezó a agrandar el corazón. Me da miedo fallar como madre, no soy una madre perfecta.
-Pero le pones todo...
-Doy lo mejor de mi, pero no me gusta cocinar, o hacer ciertas cosas, pero hago lo que a mi me gusta: leerles cuentos, sacarlas a pasear, estar en contacto con la naturaleza o bailar. No soy la madre típica y lucho con eso y hago lo que puedo. Hay que desmitificar la madre romántica a la que todo le sale bien, y todo es disfrutar. Quiero tener ratos a solas, trabajando, desarrollando proyectos. Y otras tantas son momentos reveladores donde ves en tus hijas mucho amor en una simple mirada o sonrisa.
-¿Empezaste algún curso o actividad en cuarentena?
-Estudie neutro por si llega a darse el caso de la posibilidad de trabajar acá y estoy haciendo un curso de historia de la música, hice un curso en la universidad de Yale, retomé clases de piano y con mi madre y la productora de mis hermanos desarrollando un par de proyectos para series. Historias de mujeres argentinas que han tenido vidas fructíferas. Tuve reuniones con Telemundo y Amazon. Todos los sábados hago un curso de ideas y creatividad. Cada vez que estudio me dan ganas de hacer otra carrera universitaria. Tengo que enfocarme ahora en lo que estoy.
-¿Y con tu marido hacés algo?
-Le doy una mano en en la bebida que él desarrolla con sus socios, se llama Renjoy, es de recuperación deportiva. Yo hago la comunicación. Es a base de plantas, coco, orgánica, natural, ayuda a lo anti inflamatorio. Estamos muy contentos con el resultado. Yo estoy con proyecto de sustentabilidad porque veo que las playas están bastante sucias y armamos un kit pra los niños para limpiarlas.