Los primeros días de Magnolia, la beba de la China y Benjamín Vicuña – Revista Paparazzi

Los primeros días de Magnolia, la beba de la China y Benjamín Vicuña

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La vida da muchas vueltas. Tiene vaivenes, aunque el tiempo siempre termina poniendo las cosas en su lugar. Es cierto: podrá hablarse de traiciones, de mentiras y hasta de violencia, pero difícilmente alguien cuente con los argumentos necesarios para poner en duda la valentía de Benjamín Vicuña (39) y María Eugenia Suárez (25). Cuando los medios más los demonizaban, se llamaron a silencio. Claro, cargaban sobre sus espaldas con la condena social que había originado ese supuesto encuentro sexual en el motorhome mientras el chileno todavía estaba viviendo con Pampita. Para la opinión pública, se trató de una infidelidad artera. Mientras la modelo y ex jurado del Bailando por un sueño estaba cuidando a sus hijos en su casa, su marido aprovechaba los descansos de la filmación de la película El hilo rojo para tener relaciones sexuales con la China, que también integraba el elenco. Para la gente, valga el juego de palabras, eran ni más ni menos que, precisamente, los “malos de la película. Para ser exactos, el gran escándalo que derivó en el comienzo de la historia de amor entre el galán y la ex mujer de Nicolás Cabré tuvo lugar a fines de 2015, cuando Pampita denunció haber sorprendido a Vicuña y a la China en un contexto “con olor a transpiración sexual” dentro del motorhome, desatando un frente de conflicto con su pareja que más tarde empezaría a dirimirse en tribunales. Porque Pampita, al concretarse su separación, fue por todo. Inició una demanda millonaria contra Vicuña, en la cual exigió una cuota alimentaria por sus tres hijos varones (Benicio, Beltrán y Bautista) realmente altísima.

Se habló de millones, aunque la cifra verdadera jamás se dio a conocer. Lo cierto es que las cartas documento llovieron, pues se intercambiaron de un lado a otro, mientras ellos directamente no se dirigían la palabra, ni siquiera cuando el trasandino iba a buscar a los chicos mientras un juzgado definía la situación de sus papis. Para esa instancia, Pampita ya había decidido romper con el cepo verbal y por sus propios medios decidió, paulatinamente, ir contando cada paso del conflicto que la enfrentaba a Vicuña. El actor, en cambio, más allá de algunos testimonios esporádicos, se refugió en el trabajo, grabando y filmando, tanto en la Argentina como en el exterior. Sus viajes, fundamentalmente a Chile y a España, fueron poniéndole paños fríos a la disputa, y con el correr de los meses el distanciamiento se fue acortando. No, obviamente, con el objetivo de intentar recomponer los lazos conyugales y soñar con una reconciliación como pareja. Nada que ver.

Las cartas ya estaban echadas en ese sentido y el único propósito que tenían Pampita y Vicuña no era otro que sufrir lo menos posible ellos y sus niños con una separación tan alborotada y mediatizada. Una vez que el entendimiento económico fue tomando forma y la regularidad de las visitas del actor en su rol paternal se fue aceitando, la calma fue ganando terreno. Al punto que hasta la propia Pampita, que venía bancándose que le contaran las costillas en Showmatch todas sus “enemigas”, quienes le refregaban el engaño de Vicuña y también lo que ella le hizo al polista Martín Barrantes (su primer marido, del que se separó por haberle metido los cuernos con Vicuña), ya daba indicios de que otro hombre venía merodeando su corazón y se mostraba dispuesto a mitigar sus penas. Ese hombre, claro, era Juan Pico Mónaco. Con el tenista, a decir verdad, la buena onda venía de arrastre. Se rumoreó hace tiempo que en su momento habían tenido algo, aunque cuando Pampita recobró la soltería hasta se animaron a sonreír juntos para la foto. Cada uno con un romance naciente, Vicuña y la nacida en General Acha fueron por más, en pos de la armonía familiar que evitara consecuencias importantes en los hijos. Y programaron una reunión, la primera desde el motorhome-gate, para saber si aún quedaban rencores o, por el contrario, esa charla grupal sensata contribuía a un bien común. Ya con la China embarazada, a mediados de noviembre se vieron todos en Punta del Este. El balance, dicen, fue altamente positivo.

La sensación fue que los recelos, de existir aún, habían bajado notablemente su intensidad. Y que las partes estaban decididas a dar vuelta la página para empezar otra vez de cero. Pampita continuó su historia con Pico más aliviada, y el galán se dedicó de lleno a la bebé que su novia llevaba en el vientre. Los meses transcurrieron y unos días antes de la fecha de parte estimada por los especialistas, nació Magnolia, la hija de la China y el actor trasandino. Fue, exactamente, el 7 de febrero, por cesárea, en el Sanatorio de los Arcos. Pesó 3 kilos y medio, y tanto ella como su mamá se retiraron a las 72 horas en óptimas condiciones. Magnolia lleva apellido compuesto, y de esta forma se convirtió en la segunda hija de la actriz, que ya tiene a Rufina (de su relación con Cabré). Chochos, sus papis subieron fotos de la beba a las redes sociales y recibieron miles de comentarios, aunque la felicidad jamás es completa: los hermanitos de la beba, Bautista (9), Beltrán (5) y Benicio (3) no estuvieron el día de su nacimiento: Pampita se los había llevado a Miami de vacaciones. No piense mal: la fecha de parto era para más adelante. Ya lo dijimos. Lo del motorhome ya fue. Hoy todo es amor y paz.

 

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