Estuvieron más de 20 años estuvieron y su ex manager, Rosa Lagarrigue lo demandó por incumplimiento de contrato.
La Justicia española dictaminó que Gazul producciones (sociedad de Alejandro Sanz) y a Alejandro Sánchez Pizarro (el nombre real del cantante) a pagar, por diversos conceptos, incluido el lucro cesante, la cantidad total de 5.430.022,27 euros, más sus intereses y actualizaciones, a la empresa de Lagarrigue, RLM SL.
De esta forma se pone fin a la disputa legal que mantenía Alejandro Sanz con su ex mánager, Rosa Lagarrigue.
La mujer le reclamaba 9 millones de euros; la sentencia no está firme por lo que es susceptible de ser apelable, de ambas partes.
De acuerdo a los dichos de la representante del artista, llegar a esta instancia fue lo peor que le pasó en la vida.
"Nunca imaginé llegar a este punto con él", manifestó y aseguró que es lo más triste que siente en la vida teniendo en cuenta que a Alejandro lo conoce de muy chico, de cuando él se inició en el mundo de la canción.
"La ruptura fue completamente unilateral y con contrato vigente, es decir, que ni fue hablada ni consensuada. Lo que es muy doloroso, claro”, añadió.
Aparentemente de un día para el otro, en el 2016, él decidió prescindir de los servicios de Rosa y así fue como se le notificó su desvinculación, algo sorpresivo teniendo en cuenta que el contrato tenía vigencia, incluso, hasta el 2019.
"Su decisión fue repentina y no sé aún los motivos de la misma. Ojalá algún día pueda conocerlos", aseguró.
Otra ruptura y van...
Pero Sanz no sólo cortó vínculo con su representante, sino también con quien era su compañera de vida, Raquel Perera, la madre de dos de sus hijos, para comenzar una relación amorosa con una joven de 30 años.
La novia de Sanz se llama Rachel Valdés. Se graduó de la Academia San Alejandro en 2010 y es uno de los exponentes artísticos de la nueva vanguardia cubana.
Se conocieron hace dos meses y se los ve muy felices a los dos. Al menos, en el plano amoroso, Sanz, está en armonía.
