Tan reservado es Angel de Brito (42) que a veces hasta se resiste a compartir su propia felicidad. El conductor no tiene problemas en admitir que en la vida privada lo suyo es claramente la contracara de su trabajo. Mientras cada mañana miles de espectadores sintonizan El Trece para ver su programa y otros tantos lo siguen en las redes sociales, apetentes de conocer información sobre la privacidad de los famosos, el conductor de Los ángeles de la mañana trata de evitar la exposición pública. Poco se ha sabido en los últimos años, realmente, de todo lo relacionado con De Brito puertas para dentro de su casa.
Ni siquiera la multiplicidad de vías comunicativas ha conseguido quebrar su política de bajo perfil, pues ni siquiera es común verlo por la vía pública o en salidas nocturnas en la noche porteña.
Es muy celoso Angel de todo lo que lo rodea en cotidianidad y obra en consecuencia, tomando recaudos al momento de salir de su casa, sobre todo si lo hace acompañado y sospecha que existen riesgos de ser fotografiado en las inmediaciones. Recientemente se rumoreó con fuerza que De Brito se casó con Javier Medina, un estilista conocido en el mundo del espectáculo por peinar o preparar capilarmente a distintos famosos.
Al parecer, antes de dar el sí quiero, tanto Angel como su pareja se pusieron de acuerdo en varias cosas, no solamente en amarse y respetarse hasta que la muerte los separe. Ninguno de los dos estaba dispuesto a dar por terminada la política de privacidad que venían implementando, básicamente para proteger la relación. Entonces, optaron por pasar por el registro civil pero en secreto, informando e invitando exclusivamente al círculo allegado más cercano, compuesto por familiares y amigos de siempre.
No existieron imposiciones en lo relacionado con la indumentaria (cada uno fue vestido como quiso) y, excepto el requerimiento primordial de ser gente de estrecha confianza, no se hicieron diferencias de ningún tipo a la hora de comunicar día y horario, únicamente por WhatsApp.
Eso sí: llegada la hora de ingresar a la ceremonia o bien participar del brindis que posteriormente se desarrolló para el festejo, la directiva fue clarita y directa: nada de celulares sobre la mesa. Y mucho menos atender llamados. Todo el mundo con los teléfonos apagados y bien guardaditos en los bolsillos o en las carteras. Nada de fotos sin autorizar ni atribuciones personales que abrieran paso a la difusión del encuentro, algo los dos pretendían evitar tomando estas precauciones tan específicas.
Mal no les fue, debido a que prácticamente la boda no tuvo repercusiones. Sin embargo, la maniobra no bastó para impedir que algo trascendiera. De Brito no hizo mención alguna en su programa ni a través de las redes sociales, pero tampoco negó las versiones de casamiento.
No se sabe si se irá en breve de luna de miel, pero sí que vive muy feliz sus primeros días con la alianza puesta. Paparazzi lo sorprendió caminando junto a su pareja y, como señalamos, luciendo anillo de casado abiertamente.
De todas maneras, viejo conocedor de la profesión, De Brito intuyó que lo estaban apuntando con la lente y no dudó en manifestarlo con un gesto adusto. Javier, por su parte, se cubrió la parte baja de la cara con un abrigo que llevaba en su cuello. Son tal para cual. El estilista comparte ciento por ciento con Angel su visión con respecto a la exposición pública. Y Angel, se sabe, es ultra reservado.
