En el manual de las relaciones tóxicas, la de Luciana Salazar y Martín Redrado podría aparecer en la primera página como el "caso testigo" o el "mejor ejemplo" para ilustrar riesgosas situaciones de ese tipo. Separados hace 4 años, siguen manteniendo un vínculo tan extraño como particular en el que van, vienen, se acusan, se disculpan, se llevan a la justicia, se miran de reojo, se pelean, se amenazan, negocian, llegan a acuerdos económicos, se dicen un montón de cosas y nunca parecen terminar definitivamente.
La gente no entiende bien qué les sucede a los dos. Si es que se odian en serio, si es que se queiren y no pueden estar juntos por algún motivo desconocido, si se tienen ganas pero por "equis cuestión" se las deben guardar en algún lugar del cuerpo y por eso explotan, y la gran pregunta que se hace "medio mundo".
¿Por qué, si no son pareja hace 4 años, y él no es el padre de Matilda, tiene que hacerse cargo económicamente de un montón de gastos que corresponden a la nena?
Muchas preguntas, ninguna respuesta. Lo que sí abundan son los escándalos. Esta semana explotó todo porque Redrado dio una nota en la que aseguró, tajante, que "no soy el padre de Matilda" y afirmó que la relación con Luciana se terminó hace 4 años y que, por ende, ya no tiene responsabilidades por cumplir en ese sentido. Luciana Salazar pidió derecho a réplica, se lo dieron, y sin pelos en la lengua lo acusó de abusador. Todo mezclado para dar forma a un escándalo gigantesco.
En Socios del espectáculo, el programa donde estalló el problemón (en realidad, empezó todo en Mañanísima, el ciclo de Carmen Barbieri, donde Mariano Caprarola pateó el tablero al afirmar que Redrado es el papá de Matilda), pasaron audios que se filtraron y donde Salazar y el ex presidente del Banco Central mantienen una serie de diálogos fuertes y donde queda claro que la relación entre ellos dos no es la mejor, y que la figura de la nena siempre está dando vueltas en el medio.
Además, queda dando vueltas en el aire que Redrado "buscaba" a Salazar aún estando en pareja con Lulú Sanguinetti, con la que planea casarse según se dijo.
"Ella me tiene que hacer un altar a mi. ¡Un altar! Porque se fuera con vos, cada vez que nos veíamos como mínimo me querías dar un beso o tocar o meter mano encima mío, ¿Entendés?", se escucha decir a ella, mientras el economista responde a todo con frases resignadas y un tono cercano al del arrepentimiento.
En otros audios, Redrado le dice que "Matilda va a querer hablar conmigo en algún momento", ella le contesta que no "porque va a saber de alguna manera lo que le hiciste a la madre" y él le dice "entonces habrá que esperar hasta los 18 años y decida por él", y en el segundo quedó claro que la reunión de "reconciliación" que mantuvieron hace un tiempo fue un pedido de él. "Vengo porque me lo pediste. Que vos me ofrezcas una terapia no me sirve de nada porque no cambias de parecer y la situación sigue".
