Como ocurrió en tantas oportunidades, Federico Bal (28) y Laura Fernández (26) juegan al gato y al ratón. Le sacan el máximo jugo a la relación amorosa y aprovechan hasta las peleas para mediatizar su historia. Semanas atrás, la bailarina, luego de descubrir una infidelidad, agarró el teléfono y, llorando desconsolada, le dijo a Fede que no quería seguir con la relación. Sin embargo, como era de esperar, los mediáticos se reconciliaron. El lunes 26, Fede viajo desde Mar del Plata hasta Buenos Aires para verla y sellaron el regreso. Pasaron todo el día juntos en el departamento de ella. Almorzaron, y por la tarde disfrutaron de la pileta que posee el edificio. Un vecino logró captar imágenes de los chicos tomando sol, refrescándose y hasta rememorando algún que otro beso apasionado.
Como frutilla del postre, para marcar que todo regresó a la normalidad, Bal se quedó a dormir con ella. Si bien él prefirió ser cauto, más allá de las pruebas que se suman, al decir que no son novios, que todavía están separados pese a que hay muchas cosas que los unen, la realidad marca algo distinto. En la otra vereda, Laurita, fiel a su estilo, no anduvo con vueltas y puso las cosas en su lugar. Fue más profunda en su relato y dijo las cosas como son. “No me quiero apurar, pero nos vimos y pudimos conectar. Por fin pudimos tener un día tranquilos. No es fácil salir con él por muchas cosas de su personalidad, sus mañas… pero entendí que son cosas que una debe aceptar. El también debe entender cómo me puedo sentir yo y también amoldarse. Esto es de a dos. Entendimos que no hay que pasar por una crisis para aprender a conectar. Si bien no me quiero apresurar, es verdad que entre nosotros hay mucho amor”. Quedaron en verse el lunes que viene –es el día que él no tiene función– para sellar, una vez más, este amor de idas y vueltas.
¿Marketing antes del Bailando?
¿Infiel compulsivo o estrategia mediática?
