Intuir hacia dónde conducirá el camino es un misterio que únicamente el destino develará tarde o temprano. Difícilmente los mortales estemos en condiciones de adivinar de qué lado caerá la moneda de la vida. Llegamos al mundo dispuestos a transitarla, claro, pero sin certezas del rumbo preestablecido. Es incierto el itinerario, sobre todo cuando la adolescencia va quedando atrás y la toma de decisiones, más allá de algún asesoramiento familiar, pasa a ser patrimonio exclusivamente propio. A determinada altura del partido, dicen, hay que jugársela para no perder el tren. Y, muchas veces, adoptar determinaciones capaces de torcer el rumbo no es algo gratuito. Tiene implicancias, y si bien se puede salir airoso y conforme por los resultados de la opción elegida, los riesgos de arrepentirse siempre buscan condicionar.
Con Benjamín Alfonso, parece, no han podido. Obviamente que el actor tuvo en cuenta los costos y beneficios de armar el bolso y mudarse a Europa con su novia, Julia Zanetti (34), pero a la hora de los hechos prefirió darles mayor importancia a sus deseos de ser feliz. Aun resignando plata. Remember: Benjamín forjó en la Argentina una carrera que invitaba a imaginarlo como uno de los galanes más importantes del continente en un futuro no muy lejano. Sin lugar a dudas, su primer paso en dirección a la popularidad lo dio cuando personificó a Tincho en Educando a Nina, la novela de Telefe que encabezó en rol protagónico femenino Griselda Siciliani. Su capacidad y carisma para llevar adelante un papel tan especial (era el novio de Diego Ramos) motivaron muy buenas críticas de la prensa y también del público, que de un momento a otro comenzó a identificarlo por la calle y a manifestarle su reconocimiento.
Ni lerdo ni perezoso, este salto inicial hacia la fama no pasó desapercibido para Marcelo Tinelli, que al advertirlo no dudó en convocarlo para ser parte del Bailando por un sueño, temporada 2018. En la pista no le fue tan bien como en la actuación, pero su sola presencia arrastró un volumen de público que lo siguió en el certamen y que claramente fue percibido por la producción del reality. Así las cosas, ya posicionado en la televisión y con ofrecimientos teatrales continuos, nada hacía prever un desarraigo semejante.
Y, para sorpresa de muchos, Benjamín le restó relevancia al dinero y partió hacia el Viejo Continente para instalarse allí con su compañera. Desde luego que Benjamín ya consiguió trabajo y sigue adelante con sus actividades, pero a la que le va muy bien es a Julia, razón por la cual entre ambos consideraron que lo más conveniente era estar juntos allá y esperar que a Benjamín se le empiecen a abrir puertas. En eso anda el galán, disfrutando del amor y la pasión, mientras aguarda triunfar en el medio europeo. Lejos de su familia y donde pocos lo registran, pero con la tranquilidad de haberse inclinado por lo que le pidió el corazón y no por los caprichos del bolsillo.
Benja Alfonso se fue a vivir a España
Benjamín junto a su novia, radicados en España
