Jamás podrá olvidar este año. Probablemente ninguno se compare con el 2022, porque en ese periodo alcanzó su anhelo más profundo, ese que soñó durante miles y miles de noches desde la infancia, desde que empezó a subyugar a una pelota. Lionel Messi cerró el 31 de diciembre con todo y a pura fiesta.
El mejor jugador de todos los tiempos hilvanó otra noche de celebración, que se encadenó con una serie de eventos familiares fabulosos, como aquel que organizó en el casino City Center con amigos del calibre de Leandro Paredes, Ángel di María y Nicolás Vázquez.
En esta ocasión, y en el contexto de la siempre emotiva velada del 31 de diciembre, la Pulga armó otra circunstancia maravillosa en familia, al lado de su sostén, y amor de su vida, Antonela Roccuzzo y sus tres hijos Mateo, Ciro y Thiago, en el interior de su casona.
Resulta que para clausurar a puro brindis, a puro baile, a puras sonrisas y recuerdos impresionantes, Lionel y su esposa ambientaron el jardín kilométrico de la mansión que se construyeron en un country en Funes, a unos escasos treinta kilómetros de Rosario.
Ahí, con un entorno acogedor, lleno de estímulos como una piscina gigante, Messi optó por vestirse con un look poco habitual, que nadie se imaginaba. ¿Qué hizo? El crack del seleccionado nacional se calzó un atuendo algo extraño, que emula a un duende.
Sí, Lío se puso una chaqueta verde y roja, con un cuello amplio, en consonancia con un pantalón corto en las misma tonalidades. Espectacular. Claro que un campeón del mundo se viste como quiere y pocas personas en el planeta disponen de ese beneficio de acudir a un outfit tan singular.
