En medio de la batalla sin cuartel que disputa con su compañera Yanina Latorre, Ana Rosenfeld se hizo un tiempito para atender otro frente que se le abrió insospechadamente: en América, el mismo canal donde trabaja como angelita de LAM, le dedicaron un importante espacio en Intrusos cuestionando su actuación tanto profesional como televisiva. La abogada salió al aire y discutió fuerte con todos los integrantes del ciclo, desde la conductora Florencia de La Ve pasando por todos sus panelistas.
Si bien era una letrada con algún tipo de exposición, Rosenfeld terminó de subirse al samba mediático cuando se sumó a LAM en condición de panelista, y desde entonces la empezaron a sacudir lindo de un lado para el otro. Pero el sumum llegó cuando le pidió al aire a Yanina Latorre que no "monopolizara" las opiniones sobre la entrevista que Fabiola Yañez le dio a la Revista Gente. Yanina no se lo bancó y ahí mismo le dio un anticipo de lo que sucedería luego: "Me vas a padecer", le dijo.
Este fin de semana empezó a cumplir con "la promesa". Su cuenta de instagram se llenó de historias criticando el manejo de Rosenfeld desde que llega hasta que se va del canal. "A los productores les decís "nene, nena, flaco" porque ni siquiera conocés los nombres, y les decís "traeme un agua, andá a llevarme esto, buscame acá o allá", y no, ellos son tan trabajadores como vos y los tenés que tratar bien", gritó mirando a cámara.
Luego, la trató de "rebuscada" con el tema del dinero y de la vestimenta, por decirlo de alguna manera sutil. "Cuando vamos a comer nunca lleva dinero. Hasta le tuvieron que prestar 1.000 pesos para tomar un Uber, porque no tenía. Y en maquillaje, vestuario y peinado ya no la aguanta nadie. Nada le cae bien, le gusta ni la convence, y pide las cosas de mala manera".
Ese ataque en IG, al que se sumó la repercusión tuitera que tuvo a partir de los retuits de Angel de Brito y de la difusión que le dio la propia Yanina a una serie de acusaciones que recaen sobre la abogada puso a Rosenfeld en el centro de la escena. En Intrusos recogieron el guante y le dieron amplia difusión tanto a las denuncias como a todo el lío mediático. Entre muchas otras cosas, se informó que por una acusación del abogado Onetto -que en las redes sociales es considerado "abogado nivel Dios" por sus reiteradas y particulares apariciones públicas- no tiene la matrícula en vigencia y no puede firmar documentos, por ejemplo.
Pero en el medio del bombardeo apareció al aire la propia doctora Rosenfeld y se involucró en un tenso ida y vuelta con todos los integrantes del ciclo chimentero, a los que prácticamente acusó de hablar sin conocimientos concretos de los casos. "Yo tengo la matricula en vigencia y puedo firmar documentos", "A veces se dicen cosas que no son ciertas ni están investigadas, investigar es hablar con las dos partes y conmigo no hablaron ustedes", "esas mujeres que hablan han cobrado fortunas por mi trabajo, cifras que ustedes ni siquiera se imaginan, millones de dólares, y hay una que estuvo solo una semana casada con su marido", se defendió enérgicamente la letrada. El clima se cortaba con un hilo, y en todo momento rondó la sensación de que podía pasar cualquier cosa.
