La “pica” data de varios años, cuando las dos participaban del Bailando por un sueño y se sacaron chispas. Fue en 2015, cuando Moria Casán (71) trató a Nazarena Vélez (43) de ser "decadente, siniestra y fracasada” y Nazarena le respondió diciendo que tener cerca a la diva le provoca “náuseas”. Desde entonces, una guerra verbal las separó. Se cruzaron indirectas muy pesadas y cuando tuvieron la oportunidad no dudaron en dispararse mutuamente con balas de grueso calibre. “Esta persona es vomitiva. No puedo contestarle a un vómito. Para mí no existe, no le doy entidad. Cada vez que tiene la oportunidad se cuelga de mí. Es tanta la admiración que me tiene que la transformó en odio. Tiene que hacerse analizar por un terapeuta”. Usted se preguntará por qué tanta bronca.
Y hay dos versiones con respecto al motivo que las enfrentó y que las mantuvo distanciadas durante todos estos años. Una nombra a Luciano Garbellano como el detonante. El excéntrico empresario se peleó a muerte con Moria por los escándalos de las joyas en Paraguay, y al parecer Nazarena salió en defensa de él, algo que a Moria la “decepcionó”, según sus palabras. “Esta mina no existía hasta que trabajó conmigo”, disparó la madre de Sofía Gala, que en su momento contrató a Nazarena para una obra de teatro que estaba produciendo y sintió que la rubia no fue agradecida al tomar partido por Garbellano en el conflicto judicial por el supuesto robo de alhajas en Asunción. La causa que promovió esta enemistad jamás fue confirmada, aunque, en definitiva, poco importa.
¿Por qué? Muy simple: después de varios años, las dos se reencontraron en la intimidad, y al cabo de una charla sensata ¡se reconciliaron! Es más: ya tienen entre manos un proyecto que piensan elaborar juntas, algo que, precisamente, analizaron cuando se juntaron a cenar en el restaurante La Stampa, de La Recova. El local es propiedad de Felice Ambrosio, padre de Valeria, directora de la obra que actualmente protagoniza Moria en la Avenida Corrientes. Justamente, Nazarena concurrió sola a presenciar el show y rompió el hielo yendo a saludar a la ex jurado del Bailando, lo cual despertó en Moria el deseo de invitarla a comer y aprovechar para charlar de trabajo. De esa conversación resurgió una antigua idea que ya habían barajado. ¿Serán socias próximamente? El tiempo lo dirá. Lo que sí está claro es que, sin rencores, todo es más divertido.
Con dos copas de vino, todo es posible
¿Se viene proyecto en común?
