Mientras Boca y River se matan por un lugar en la final de la Copa Libertadores de América (la ida, chocolate por la noticia, terminó 2-0 para los de Núñez y la revancha se jugará el 22 de octubre en La Bombonera), hay un equipo argentino que ya está clasificado para el partido decisivo de otra competición continental. Mucho más humilde y mucho menos estridente que los ostentosos y multimillonarios bosteros y gallinas, el popular y sufrido Colón de Santa Fe decidirá la Copa Sudamericana 2019 contra Independiente del Valle, de Ecuador, el próximo 9 de noviembre en Asunción, la capital del Paraguay.
La ciudad hierve de efervescencia (se agotaron las entradas en cuestión de horas) y el “sabalero” más famoso del país (así apodan a los hinchas del cuadro rojinegro) recuerda lo que pasó y palpita lo que viene dándole un fuerte abrazo de gol a la consulta de Paparazzi. A los 62 años, después de bancarse una tonelada de derrotas y disfrutar un puñadito de triunfos, Dady Brieva tendrá la oportunidad de ver a su equipo campeón del continente por primera vez en su vida.
El humorista –que también aguarda para el 27 de octubre el triunfo en las urnas del Frente de Todos, al que adhiere fervorosamente– disputa dentro del grupo Midachi una especie de clásico santafesino con Miguel del Sel, que es fana de Unión, el otro cuadro local, y encima es votante de Juntos por el Cambio. A él también le dedicó unas palabras.
“Me emocioné. Mucho. En realidad me pasaron un montón de cosas”, arranca Dady cuando manda la memoria para atrás y la ubica en la noche de la dramática clasificación en Brasil: Colón perdía 2-0 con Atlético Mineiro y quedaba eliminado, descontó faltando 10 minutos y se impuso en una interminable definición por penales. Entonces, cuenta cada una de las cosas que le sucedieron en ese momento de altísima tensión.
“Cuando nos hicieron el segundo gol apagué la tele y ya no pude verlo más. Tengo un amigo, el gordo Roberto Sommi, que es el dueño del restorán Mala Cara y es dirigente de Boca, que mediante WhatsApp me iba diciendo cómo iba saliendo, hasta que el penal de la Pulga me lo cantó un poquito más tarde y yo no sabía qué pasaba. Qué nervios, qué sufrimiento, y después me puso: ‘Pasó a la final’. Casi me desmayo. Se me cayeron las lágrimas”, recuerda.
Dady admite que “tengo muchas cábalas. No voy a la cancha, si vamos perdiendo no lo veo y después me entero del resultado final. Lo sufro mucho a Colón. Los otros días hablaba con un jugador que me decía: ‘Ustedes ya se han ido muchas veces a la B, entonces no es tan fuerte como lo es para River’. Para los grandes equipos es como una mancha y para nosotros no. Por eso también estaría bueno ganar esta estrella. Entraría mucha guita, que a Colón le sirve mucho, clasificaríamos a la Suruga, a la Libertadores del año que viene, a la Recopa Sudamericana. Imaginate todo eso para nosotros”.
“Lo que me pasó y me gustó mucho, algo que a lo mejor el sabalero no lo sabe tanto, fue ver que Colón ocupó la agenda nacional. ¿Sabés lo que es para nosotros que TN titulara ‘Colón clasificado a la final’ y los demás medios pusieran lo mismo. Me emocionó un montón. Y déjame exagerar: Colón unificó a todos los argentinos. Todos tomaron partido por Colón. Fue como cuando Monzón fue a pelear con Benvenuti sin ser tan conocido. Debe ser que son de equipos grandes y tomaron partido por un equipo al que consideran chico”, dice.
¿Y si salen campeones? ¿Qué se imagina Dady? “En este mundo estoy para contar chistes donde hay malaria, para mejorarle el ánimo a la gente, para levantar a los jugadores cuando pierden, y secarles las lágrimas. Yo estoy en la derrota, yo estuve cuando nos fuimos al descenso. A mí no me hace falta la foto sobre el escenario. Los festejos los hago solito y como quiero. Cuando viene el souvenir y el carnaval carioca no estoy pero miro con mucha alegría cómo se celebra”, respondió.
Unión ya jugó contra los ecuatorianos en una fase previa de la Copa. ¿Dady le pediría un consejo a Miguel Del Sel para enfrentarlos? “Ja, ja, ja… A los tatengues no les pediría nada. A Miguel no le pediría un consejo ni en pedo, seguro que me arruina”. Un pobre que celebra, la clase obrera que finalmente va al paraíso. Eso es el sabalero jugando una final. ¡Al Colón, al Colón!
