El flagelo del bullying – Revista Paparazzi

El bullying, un flagelo al que debemos estar atentos y contra el que todos tenemos que comprometernos

Lo sufren miles de personas, especialmente niños pero también adultos, alrededor del mundo.
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Hasta hace unos años "naturalizado" en el argumento de que "son cosas de chicos" o "es un chiste nada más", al bullying se lo toma hoy como lo que realmente es: un flagelo al que hay que estar atentos y una problemática que requiere compromiso, dedicación, aprendizaje y acción. Si bien se ha tomado conciencia y eso es un progreso, aún no alcanza para solucionarlo ni para aliviar sus efectos.

No sólo lo sufren los niños o los adolescentes, los grupos etarios más afectados, sin dudas. También se da en edades adultas cuando una persona, en cualquier momento de su vida, es tomada como blanco fijo de los comentarios burlones de alguien en particular o de un grupo determinado.

EN LA EDAD ESCOLAR SE DAN LA MAYORIA DE LOS CASOS DE BULLYING.

Lo primero que hay que hacer es saber de qué se está hablando. Porque a veces repetimos palabras sin saber bien cuál es su significado. Así que ahí vamos. Se considera bullying al acoso físico o psicológico que una persona o grupo ejerce en forma intencional o constante contra otra persona o grupo, porque también los afectados pueden ser muchos al mismo tiempo.

Si bien el ambiente escolar es el espacio más propicio para su surgimiento y para su desarrollo, no es el único, por supuesto. Las causas del bullying no están directamente relacionadas con la institución escolar, sino con las personas, con el ambiente familiar de donde provienen tanto los acosadores como los acosados.

EN EL BULLYING SE COMBINAN RACISMO, XENOFOBIA Y DISCRIMINACION.

Por eso los especialistas pueden disentir en otras cuestiones, pero en una coinciden definitivamente y con todas sus fuerzas: hay que tener las antenitas prendidas para advertir -caunto antes, mejor- si en casa hay alguien que sufre las consecuencias del bullying, o si por el contrario lo está cometiendo en perjuicio de alguien.

Según aquellos que siguen el tema muy de cerca, la teoría indica que tanto en abusado como el abusador participan de su propio ambiente familiar, que influye profundamente en los miembros más pequeños del hogar. Sobre todo en ellos, los más afectados y quienes tienen una marcada tendencia a ocultar el sufrimiento del que son víctimas.

El avance de las nuevas tecnologías, tan positivas para un sinfín de cuestiones, han multiplicado las opciones de ser víctimas de este tipo de agresiones. Las redes sociales, muy de moda y muy utilizadas en estos tiempos, profundizaron el problema. Los chicos le dan mucha importancia a lo que se diga por Twitter o por Instagram, por ejemplo.

Es la era, se ha dicho, de los "haters" (odiadores), esas personas que no sólo derraman su odio en lo que escriben, sino que reivindican esa actitud sin considerar que pueden hacer daño. Se combinan, allí, una serie de indeseables ingredientes en una especie de ensalada de la maldad: el bullying, la discriminación, el racismo y la xenfobia.

Cada vez se dan más casos de acoso virtual. En la farándula es muy común que suceda. Y hay que ser muy fuertes de espíritu y de personalidad para no caer en bajones anímicos muy pronunciados y muy largos después de leer comentarios y mensajes.

Es momento de frenar con esto.

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