La historia personal de El Polaco acaba de sumar un capítulo tan emotivo como simbólico. A cuatro meses de haber obtenido su ciudadanía, el referente de la movida tropical compartió con sus seguidores el momento en que recibió su pasaporte polaco, un documento que representa mucho más que un simple trámite: es el cierre de una etapa y el inicio de otra vinculada a sus raíces y su historia familiar.
En el video publicado desde los jardines de la Embajada de Polonia en Buenos Aires, el cantante se mostró visiblemente conmovido. “La verdad que me siento muy, pero muy feliz. Muy contento. Ver y saber de mis antepasados, conocer un poco más de mi vida, de dónde salí, de dónde fue todo, es algo que cierra un montón de cosas en mi vida”, expresó, con una sonrisa que no logró disimular en toda la jornada.
Durante la charla con la entrevistadora —que lo saludó en un perfecto español con acento polaco—, el músico recibió una bienvenida tan cálida como divertida: “¡Felicitaciones por recibir tu pasaporte polaco! Tu apodo artístico ahora tiene respaldo oficial. ¿Cómo te sentís con esto?” fue la frase que desató la emoción. El artista, fiel a su estilo, respondió con sencillez y gratitud.
El encuentro no solo sirvió para sellar oficialmente su vínculo con el país de sus ancestros, sino también para anticipar planes. “Si Dios quiere, el año que viene se vendrá una gira por toda Europa. Y mi idea es terminar en Polonia. Ir allá, quedarme un tiempito para poder conocer, que no conozco”, reveló el cantante, adelantando que su primer viaje con el nuevo documento tendrá tanto de reencuentro como de aventura profesional.
LA EMOCIÓN DE EL POLACO
Hubo, además, espacio para las bromas. “¿Tu familia todavía te dice El Polaco o ahora van a llamarte Señor Polaco?”, le lanzaron entre risas. Él retrucó con picardía: “En casa me dicen Ezequiel igual, pero todos me dicen Polaco. Así que los dos nombres que tengo son al pedo”, comentó, desatando carcajadas en el equipo de la embajada.
La jornada cerró con un guiño especial: el músico se animó a pronunciar unas palabras en el idioma de sus raíces. “Niech żyje Polska”, exclamó —que significa “viva Polonia”—, sellando con emoción un momento que, como él mismo dijo, “cierra muchas cosas en mi vida”.
