Sin dudas, Marcos enaMORA. Hombres y mujeres, jóvenes y maduras, grandes y chicas, altos y bajitas o rubios y morochas se vieron subyugados y fueron seducidos por el salteño, quien se consagró ganador de Gran Hermano con comodidad y por "afano". Nacho, el subcampeón, otro jugador muy muy querido por el público, sacó el tercio de votos que obtuvo él. Imagínense el resto.
¿Qué cosas hicieron fuerte a "Marquitos"? No se sabe bien. Se habla de "valores", de que fue el triunfo de la gente con "valores". ¿Qué valores? ¿Ser una persona calma, tranquila, serena, más bien callada, reflexiva, mansa, que evita conflictos o elude discusiones? Puede ser, Ppero alcanza para ganar con tanta franqueza, holgura y suficiencia como hizo? Salta a la vista que sí, aunque los motivos no aparezcan con tanta facilidad.
Una de las que "ayudó" a Marcos a embolsar los 19 millones de pesos y a llevarse la escritura de una vivienda prefbricada fue la perrita Mora, que apenas entró a la Casa con el juego ya bastante avanzado pareció elegir por voluntad y deseo propios los brazos de Marcos para retozar y sentirse feliz y abrigada a sus anchas.
Ese vínculo con la mascota no hizo más que enternecer aún más a los televidentes, que poco a poco se iban sumando con fervor a la "Marcosneta". El primo fue tan cuidadoso con la perra como con el resto de los participantes: nunca un gesto de fastidio, nunca un grito, nunca un rezongo. Siempre -pero siempre en serio, sin exageraciones- la palabra y el tono justos y medidos.
MARCOS GANO GRAN HERMANO Y LA PERRA MORA BAILO A SU RITMO
Santiago del Moro ya había leído el resultado final con la camiseta de Argentina puesta cuando Marcos se quedó solo en la casa. El subcampeón Nacho fue a buscar su recibimiento y al campeón lo abrazó la inmensidad de una propiedad pensada para albergar, tranquilamente, a 18 personas pero que en ese momento solo estaba ocupada por una. Tenía el pecho inflado por la emoción y la cara hinchada de tanto llorar de alegría.
Pero Marcos, en realidad, no estaba solo. No. Lo acompañaba, además de la multitud que lo aguardaba afuera para rendirle tributo, reconocimiento y agradecimiento, la perrita Mora. El fue corriendo, la besó, la abrazo, y cuando todavía la tenía a upa empezó a sonar una música que Marcos cantó "Queeeedate, que la casa sin ti dueeeele" gritó el campeón. Créase o no, Mora bailó con él. ¿Les parece imposible? Miren el video que acompaña esta nota y quítense las dudas.
