Brotan de las entrañas de las profundidades más certezas, más pruebas de toda esa trama oculta, sombría que entretejieron Mauro Icardi y la China Suárez y que edificaron el mayor escándalo mediático de los últimos años. Ese engaño sórdido que derivó en el Wandagate.
La relación clandestina entre el futbolista y María Eugenia aconteció el año pasado y se consumó, a partir de los dichos de los participantes, en una habitación lujosa en un hotel en París, donde se encontraron los protagonistas a consumar meses de charlas picantes.
La traición a Wanda Nara parecía sepultada bajo la alfombra de ese perdón exprés, de esa decisión de continuar con la vida familiar y el silencio de la China. No obstante, Suárez revivió todo el fuego tremendo al contactarse con Icardi la semana pasada y con la viralización de ese chat en el que intenta reconectarse con su amante.
Esto provocó que la ex de Benjamín Vicuña asumiera un rol de víctima y este fin de semana publicara un texto kilométrico en sus redes para quejarse del tratamiento de los medios con su persona. "Sigan. Metiéndose en la vida y la cama de las mujeres, sigan. Exponiendo, intentando hundir, mintiendo", exclamó.
Lejos de apaciguar la controversia, Suárez cayó en las garras de una prueba contundente. Se trata de un documento revelador que grafica la postura de Mauro durante el estallido del Wandagate y la intención de cortar el vínculo clandestino con la China.
Así, en Socios del espectáculo, Luli Fernández exhibió un chat del futbolista con la representante de María Eugenia. En ese diálogo, Mauro suplicó para que le llegue a la China: “Te escribo por acá porque mi Instagram lo cerré. Quería hablar con vos porque le están llegando a Wanda muchas mentiras y barbaridades que no son reales”.
Y queda claro su intencionalidad de finalizar para siempre el lazo con Suárez: “Quiero recomponer mi familia, fui un estúpido por hacer lo que hice, no se lo merecía ni Wanda ni el resto de mi familia. Yo le conté todo lo que pasó".
