Hace un tiempo que ya no vemos en la tele a Connie Ansaldi. Sólo aparece para algunos reemplazos en LAM, el programa de Angel de Brito, y alguna nota de vez en cuando si la polémica la llama. Sus pasos la llevaron a otros objetivos, que hoy la tienen cómo la cara visible en Latinoamérica de una multinacional muy apartada de las luces de las cámaras.
“Hace un tiempo, ya más de tres años, me di cuenta que me quería dedicar full time a esto. Le perdí el sabor, es cómo que cumplí una etapa”, le contó a Andrea Falcone, en Jubilados TV, (A24, los domingos por la mañana), sobre su nueva ocupación.
A diferencia de muchos relatos de figuras que son olvidadas por el mundo el espectáculo, fue Connie quién decidió divorciarse irreconciliablemente con todo lo relacionado a los medios de comunicación.
“Había cumplido una etapa en la tele que estuvo buenísima pero ya había llegado el momento de dedicarme full time a lo que en esto momento me apasiona muchísimo más y me permite ser más expansiva también”, afirmó.
“Me ofrecen todo el tiempo trabajo en televisión, pero la verdad no tengo ningún interés, Hace rato que le perdí el “flavor”, el sabor. Creo que todos nosotros somos nuestra propia plataforma y podemos generar contenidos interesantes y de valor -que es el que a mí me interesa- desde uno”, comentó la expanelista.
“Entonces tengo más intención de construir mi comunidad desde mí, para mí y para otros que hacerlo dónde otros construyen otras cosas porque en definitiva cuando vos estás trabajando en la tele estás aportando para otros, no estás aportando para vos”, reflexionó.
Sobre que inclinó la balanza para que decidiera cambiar definitivamente de rubro, la ahora directora empresarial comenta: “Igual es un estilo de vida, como te digo yo, lo tenes o no. Está en tu ADN, en mi ADN siempre estuvo esto, siempre fui así. De hecho cuando trabajaba en tele tampoco era una persona que le podías bajar línea ni nada”, dijo.
Y cerró: “Siempre era como: todos iban por acá y yo decía ´no que tal si ´e iba por allá. No es ni mejor, ni peor pero siempre mi cabeza piensa como distinto y eso hace que también absorbas la responsabilidad de lo que estas consecuencias conllevan, porque no le vas a gustar a todo el mundo, no te va a querer todo el mundo, no te va a aceptar todo el mundo y para mí eso está buenísimo también”.
Connie terminó con una queja sobre la preocupante situación que vive el sector empresarial mientras transcurre la pandemia en nuestro país: “Es tremendo que no haya ningún tipo de ayuda, ningún tipo de reconocimiento que te facilite siquiera desde los trámites, ni siquiera te hablo desde lo monetario. La verdad es bravísimo. Vamos a esperar a que todo mejore siempre, sino nos iremos”.
