El juego, la energía, el ímpetu de un niño puede acarrear ciertos peligros, cuando se desborda ese deseo de corretear, de tocar todo a su alcance. Eso aconteció con el mayor de los hijos de Felicitas Pizarro, durante una estadía en Mendoza, y obligó a una intervención médica.
La célebre chef, que ha formado parte de diversos ciclos culinarios en la televisión argentina, retrató ese momento, ese preciso instante en que Ramón era atendido en una clínica en la provincia cuyana y capturó el vendaje que le instalaron alrededor de su cabeza.
Esa postal generó preocupación entre los seguidores de Felicitas, dado que se alarmaron por la gestualidad del pequeño y sobre todo al divisar que el menor de la familia, Indalecio también lucía un apósito de ese calibre en toda la circunferencia del cráneo.
Evidentemente, la situación no remitió gravedad, y se encuadró en un percance casero, dado que Pizarro se encargó de aportarle una pizca de humor, de un mensaje tranquilizador al escribir sobre la instantánea: "El accidentado fue Ramón. Un corte chiquito y su hermano quiso la misma venda".
EL HIJO DE FELICITAS PIZARRO TUVO UN ACCIDENTE
Para dejar en claro que el menor, Indalecio, sintió la necesidad de acompañar a su hermano en el trance o tal vez el anhelo de imitar la apariencia, Felicitas agarró a los dos soles con las vendas y añadió una frase muy maternal y amorosa: "Accidentados pero con sus muñecos".
Afortunadamente, la visita a esa provincia tan bella, tierra del vino y el sol, para formar parte de un evento gastronómico quedará como una linda anécdota familiar para Felicitas y sus dos niños.
