Después de estar 70 horas desaparecida y dando vueltas por la ciudad y la zona oeste del conurbano junto a Carlos Savantz, Maia Yael Beloso finalmente apareció con vida este jueves por la mañana en una calle de Luján. Un rato más tarde se produjo un instante conmovedor: el reencuentro de la nena con su mamá, quien con temple de acero lideró la búsqueda de su hija.
El lunes, por la mañana, la información era difusa. Había un corte de la autopista Dellepiane. En un primer momento se habló de un piquete o de una protesta sindical, pero al rato se supo la verdad: eran vecinos del barrio Cildañez -en Villa Lugano- que pedían la aparición con vida de Maia, una nena de la zona.
Maia y su mamá viven debajo de un puente en situación de calle. No muy lejos de allí, la general Paz marca el límite entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires. En esas condiciones de precariedad, la madre y la nena "residen" del lado de Capital.
Desde un primer momento la mamá explicó cómo habían sucedido los hechos y por que reclamaba que se buscara a su hija. Según ella, habían conocido a Savantz poco tiempo antes "cartonenando por la calle. Después trascendería que el sujeto tenía denuncias por abuso sexual perpetrado contra menores.
Con el correr de las horas la preocupación se transformó en angustia, primero, y en desesperación después. Los medios difundieron la noticia, la gente picó, el rating fue creciendo y tanto los canales de televisión como las radios y los portales se quedaron allí, estacionados donde estaban las audiencias. Todo el país se unió en un solo pedido: que Maia apareciera con video.
Ayer, miércoles, los rastrillajes se centraron en la zona de Luján. Las cámaras de seguridad y los testimonios de ocasionales testigos direccionaron la búsqueda hacia ese lugar. Hoy a la mañana se dio con los dos: iban en bicicleta como si nada pasara y no opusieron resistencia, lo que abonó la teoría de que no sabían que los estaban buscando.
Poco después se produjo el reencuentro de Maia con su mamá, Stella. Y todos respiraron aliviados. Empiezan dos nuevas tareas: brindarles una vida digna a las dos, y no olvidarse de Maia ni de las millones de Maias que hay desparramadas por todo el país.
