Silvina Luna no daba más de los dolores y padecimientos durante su internación en el Hospital Italiano. Silvina agonizaba y era consciente de ello. Sin embargo, la actriz nunca dejó de aferrarse a la fe y a la espiritualidad para transitar esos momentos insoportables, mientras su vida se apagaba.
Al margen del testimonio de quienes la rodeaban, que siempre dieron cuenta de la fortaleza interna de Silvina, en el informe preliminar de la autopsia que se le practicó en la Morgue Judicial salieron a la luz datos sobre cómo se encontraba su cuerpo al momento de morir.
A la par de la escalofriante descripción de los efectos en su cuerpo del producto prohibido que le inyectó Aníbal Lotocki en 2011, los peritos forenses detallaron todo lo que la rodeó hasta su último suspiro: cadenitas de vírgenes y santos, medallas y oraciones.
Esos eran algunos de los objetos personales que los peritos encontraron junto al cuerpo de Silvina, que nunca se separó de sus elementos de fe: un llavero de San Benito, un rosario, una oración de la Natividad del Señor y una medalla de la Virgen María.
LA FE DE SILVINA LUNAHASTA EL FINAL DE SU VIDA
“‘¡Ayúdame!’ Cuando me sienta solo y cansado, cuando fracasen mis planes y esperanzas, cuando me sienta impaciente y me resulte difícil llevar mi cruz; cuando esté enfermo y mi cabeza y mis manos no puedan trabajar”, reza un tramo de la oración que acompañó a la rosarina a morir en paz en la cama del hospital.
“Pensaba en todo y me llegó a decir que quería trascender, que no aguantaba más estar en ese cuerpo enfermo. Acompañarla en eso fue un dolor inmenso”, señaló su amiga Analía Reina tras el fallecimiento de la actriz, al recordar sus últimas conversaciones.
Analía explicó que, si bien no llegaron a hablar con Silvina de lo que la esperaría “del otro lado”, contó lo que le dijo para alentarla. “Le dije que su mente se iba a expandir, que ella había estudiado coach, que tenía un montón de herramientas para sobrellevar ese momento”, recordó.
