Golazo de Lali Espósito. De esos que se gritan hasta que queda ronca la garganta. En realidad, uno más para su colección de definiciones exquisitas y para colgarse un buen rato de los alambrados: según todos los que lo conocen -e incluso ella también- su papá, Carlos Romualdo Espósito, es un fenómeno. Un enamorado y un apasionado de todo lo que tiene que ver con el fútbol. Y con su familia, por supuesto.
Varias veces se habló -y sobre todo últimamente- de la mamá de Lali, una mujer de convicciones fuertes y buena mano para los proyectos y las artes que se llama María José Riera. Para todo el mundo ella es "Majo" y su popularidad explotó a partir de su participación tuitera a medida que se emiten los capítulos de La Voz Argentina, donde su hija es una jurado mucho mas picante y divertida que los tres Montaner juntos. A estas alturas, las "quejas" de Riera por la duración de las pausas del realitie son un clásico de las redes sociales.
Pero del padre se dijo poco y nada hasta ahora. Será este texto, entonces, un pequeño y merecido acto de justicia para Carlos, a quien todos conocen como Carly y unos pocos llaman "Coco", ese hombre de pelo en retirada pero barba resistente y entrecana que su hija más famosa ama con locura y devoción. El mismo sentimiento que tienen sus otros hijos (Pato y Ana Laura, la mayor), sus nietos y el resto de los familiares, quienes lo reconocen como un tipo leal, compañero, derecho, apasionado y muy buen consejero.
Los padres de Lali están separados, y esa circunstancia, que golpeó a la cantante y actriz pero no le hizo perder ni un centímetro del afecto ni del cariño que siente por ellos, es algo de lo que ella, por ahora, prefiere no hablar demasiado en los reportajes que le hacen. Con su mamá, Lali reafirma convicciones, comparte charlas que pueden ir del trabajo hasta los hombres, y revisa muchas cuestiones vinculadas a su carrera. Con Carly es puro corazón.
Gustoso de ir a un bar a tomar algo y charlar de fóbal y de la vida, y de reivindicar que las Malvinas son argentinas, Carlos tiene roja no sólo la sangre. También el alma y la camiseta que mas le gusta y que más quiere: es un fanático incondicional de Independiente, el legendario Rey de Copas que en la actualidad le está regalando alegrías que hasta hace poco eran impensadas. Un triunfo en el clásico contra Racing y la punta en soledad del campeonato (de un campeonato que no gana hace 19 años) le aceleraron el corazón y le dieron ganas de mirar todos los partidos. El es un hombre muy vinculado al fútbol. Se emociona cuando su sobrino Santiago Riera juega en la primera de Mitre de Santiago del Estero, equipo que milita en la Primera Nacional.
Aunque dice que su hijo Pato "es el mejor de los Espósito que jugamos al fútbol", cuentan que Carlos era un muy buen jugador. Y que como buen futbolero es maradoniano, y fana del Bocha Ricardo Enrique Bochini, como de Perón y de Evita. Tras retirarse de la práctica activa, aunque cada tanto despunta el vicio, este pisciano zurdo que cumple años el 19 de enero se convirtió en director técnico de juveniles. Y los pibes lo adoran. Según el testimonio de aquellos que lo conocen, no es para menos. Dale campeón, dale campeón...
