El rol fundamental que ejecutó en el Wandagate provocó un cambio de paradigma para la China Suárez. Ese romance furtivo, y clandestino, que concretó con Mauro Icardi la sumió en un rol complejo, con el repudio de una enorme porción de la opinión pública.
A partir de formar parte de la infidelidad del delantero a Wanda Nara se especuló con que María Eugenia deseaba correrse de la palestra, construir un terreno alejada de los escándalos. Así se filtró que su anhelo se vincula con mudarse al exterior.
En consonancia con este deseo, la China experimentó un romance con un español, Armando Mena Navareño, del que todavía no le destinó un rótulo, más allá que juega en sus redes sociales con que mantiene una relación más seria de un simple flechazo.
Justamente, Suárez acaba de aterrizar en suelo argentino tras una travesía extensa, un viaje prolongado que dispuso de varias paradas, con la primera estación en Disney World, para darles a sus hijos unos días de fantasía. Luego, continuó su raid hasta Madrid.
Los rumores que brotan a la luz refieren a una intencionalidad clara, y manifiesta, de María Eugenia de forjarse una carrera en España. De hecho, hasta se dijo que los padres de sus hijos no saltan de felicidad con este proyecto, porque implicaría alejar a las niñas, y niños, de Argentina.
En el aeropuerto de Ezeiza, la actriz evitó hablar con los medios, aunque ante la pregunta de Intrusos “¿Vas a estar mucho tiempo en Buenos Aires?”, se produjo una respuesta peculiar: “Sí, vivo acá. No tengo nada por ahora para irme afuera”.
Llamativamente, en las últimas horas la China realizó dos indicios muy fuertes en su Instagram. En primera instancia, le agregó la definición de actriz a su perfil. Y como si fuese poco, Suárez sembró una semilla al añadir a su descripción la frase: “Siempre lista para viajar”. A buen entendedor, pocas palabras.
