El primer lunes de febrero, Gastón Pauls volverá a la tele con el programa más personal de su vida: Seres libres, por Crónica TV. Un ciclo al que le puso alma y corazón, ya que se centra en el crudo mundo de las adicciones y de su salida, que contará con el testimonio en primera persona de famosos como Fabiana Cantilo, Andrea Rincón y Leo García, entre otros.
Un mundo del que Gastón tiene mucho para decir, ya que lo padeció en carne propia. “Comencé a los 15 años tomando alcohol, después pasé a la marihuana y a la cocaína la probé por primera vez a los 17. Y la última vez que la consumí fue a los 36”, contó a La Nación.
“En mi caso, durante muchos años sabía que tenía un problema, pero mi mente enferma me decía que lo podía manejar. No importaba que a mi alrededor se murieran amigos por sobredosis o que tuvieran accidentes de todo tipo. Yo seguía adelante”, siguió, al explicar cómo funciona la mente de una persona adicta.
Sin embargo, cuando le preguntaron si las drogas le habían costado su matrimonio con Agustina Cherri, el actor sorprendió al señalar el papel clave que ella cumplió en su recuperación.
“Agustina fue una enorme ayuda para salir. Yo dejé de consumir en 2007, cuando llevábamos ya unos meses de relación. Así que, al contrario, mucho de mi recuperación se lo debo a ella”, explicó.
"Yo dejé de consumir cuando llevábamos ya unos meses de relación con Agustina. Así que mucho de mi recuperación se lo debo a ella”.
¿Cómo hizo para salir de las drogas? Según contó, luego de muchos años de consumir, se dio cuenta de que lo iba a “perder todo”. “Y creo que ahí hubo una iluminación”, aseguró, y añadió. “Lo primero que tuve que hacer es lo que deben hacer todos los adictos: reconocer que tenés una enfermedad y no podés solo”.
"Lo primero que tuve que hacer es lo que deben hacer todos los adictos: reconocer que tenés una enfermedad y no podés solo”.
Contento con el nuevo desafío que lo toca de cerca, Gastón Pauls destacó que tiene bien en claro el mensaje que quiere transmitir en su ciclo: “Que en el camino del consumo hay sólo tres finales posibles: una cárcel, un hospital, un cementerio. No hay un premio al final por ser el mejor cocainómano del mundo”.
