Mujer que supo enfrentarse al peor de los dolores, la pérdida de un hijo, Carolina Pampita Ardohain, por primera vez, expuso parte de su inmensa tristeza en textos que le cedió a Benjamín Vicuña para el final de su libro: Blanca, la niña que quería volar.
"Comparto unos textos íntimos y entrañables que escribió Carolina pocos meses después de la partida de nuestra niña y que generosamente me cedió", puso Benjamín sobre el final del libro que este fin de semana presentará en la Feria del Libro en La Rural de Palermo.
"No hay día en el que no me sienta desesperada. Las lágrimas no se acaban y los gemidos de dolor tampoco. Es como si el tiempo se hubiera detenido y mi cuerpo se moviera pero mi alma estuviese estancada en el fondo de un pozo ciego", transcribe el escrito sobre las palabras que encontró Pampita para expresar su dolor.
"Mi Blanca hermosa, me vuelve a la mente tu dibujo volando con alas y los corazones que iluminan. ¿Qué quisiste decir? ¿Acaso sabías que te irías? ¡Cómo no lo supe! Te hubiese besado y retenido entre mis brazos sin soltarte, desafiando hasta a Dios si hubiese sido necesario", continúa Carolina Ardohain en sus memorias, que se remontan a poco tiempo después de la inesperada muerte.
PAMPITA EXPRESÓ SU DOLOR MÁS PROFUNDO
"No sé cómo haré mañana para salir de la cama, ni sé cómo lo logré esta semana, cómo converso con la gente y cómo cuido a Beltrán (N. de la R.: que había nacido el 8 de junio de 2012 y cumplía 3 meses el día en que murió Blanca)", manifestó Pampita, en primera persona, de su puño y letra.
"Las fotos de ella me matan pero también me encantan. Las que tengo en el teléfono las miro todo el tiempo... Estaba tan grande y hermosa. El último tiempo no paraba de admirar esa belleza en la que se estaba convirtiendo. ¡Se lo dije tanto en el viaje a México! Y también en la clínica los primeros días", recordó Carolina, quien estuvo diez años en pareja con Vicuña y tuvieron 4 hijos juntos.
"Leí su nombre escrito una y otra vez: Blanca Vicuña Ardohain. Tardé un rato en reaccionar y empezar a llorar, pero cuando empecé fue como explotar por dentro", expuso Ardohain, al ver las primeras veces que asistió al cementerio el nombre de su hija escrito en la tumba.
