El temblor continúa latente y ejecutando el efecto rebote. Una onda expansiva que no menguará en el corto plazo, por la magnitud del cimbronazo. El asombro por la separación de la China Suárez y Benjamín Vicuña sigue calando hondo en la opinión pública.
La sorpresa mayúscula aconteció el viernes con esa storie que posteó el actor chileno, esa imagen simple, con un par de líneas desató un tsunami de repercusión. El trasandino informó mediante una publicación que el amor con María Eugenia había llegado a una estación final.
Desde ese punto se abrieron las compuertas a un campo gigante de especulaciones, de averiguaciones, de teorías y de declaraciones. Incluso, la propia China confesó que no estaba al tanto que Benjamín subiría ese comunicado.
En general se presupone que el cierre de una pareja, sobre todo de una que generó dos hijos, sume a cualquiera en un estado anímico de tristeza y de profunda angustia. No obstante, Vicuña demostró lo contrario, al menos en el plano público.
¿Qué pasó? A las horas de compartir la noticia, el chileno se sumergió en la cotidiana actividad de posar para las cámaras en una producción de fotos profesional, para Equus, la marca que lo tiene como imagen. Sí, al tiempito de la ruptura, el actor se prestó a la captura de las lentes.
A partir de lo que se desprende del texto de la marca, a pesar del difícil contexto Vicuña demostró su profesionalismo y se exhibió enfocado como siempre de muy buen humor y ánimo. Así se percibe la actividad con fotógrafo, productoras de moda y equipos de prensa.