Natalia Oreiro es una de las figuras más reconocidas del mundo del espectáculo, como parte de una carrera y una trayectoria que supo elaborar a través de los años. Logró alzarse como una estrella en la actuación y en la música, además de sus labores dentro de la conducción.
Pero dentro de su vida personal, Oreiro decidió dejar de comer carne como parte de una decisión propia. Así lo confesó hace unos años, recordando que desde muy joven no consume carne y que después dio un paso más adelante en su tipo de alimentación para hacerse ovolacteovegetariana.
"Soy ovolacteovegetariana. No como carne desde hace 26 años", dijo la uruguaya hace unos años en MasterChef. Luego agregó: "Yo criaba pollitos y gallinas, así que me negaba a comer pollo. Me daba cosa por los animalitos, así que después me pasó lo mismo con las vacas y la carne en general".
¿Qué es esto? Se trata de un estilo de dieta que excluye la carne y el pescado pero que, a diferencia del veganismo, admite los huevos y los derivados lácteos como queso, leche y demás. Si bien es común en Occidente, cada vez tiene más adeptos en distintas partes del mundo.
Aún así, Natalia reconoció que en la heladera de su hogar suele haber variedad de ingredientes y que en su casa se preparan dos comidas ya que su hijo Merlín Atahualpa sí come carne. "Siento que comer carne no me hace bien, pero a mi hijo sí. La probó y le fascina. En ese sentido voy a respetar lo que él decida, como lo hice yo en su momento", dijo.
De la misma forma, teniendo un menú un tanto reducido en cuanto a opciones, en ese entonces Oreiro también reveló a la audiencia cuál es su punto débil con la comida: el chocolate y las harinas. Al mismo tiempo contó que lo que más le gusta cocinar es la pastelería.
Sin embargo, si hay que elegir una comida favorita para ella, esa es la lasagna vegetariana, junto con el sushi vegetariano y el arroz yamaní en sus diferentes preparaciones. Este sin dudas es el plato por elección principal de la famosa de 45 años.
La lasagna de Natalia, una de las pastas más deliciosas por excelencia, requiere de varios pasos para su elaboración pero el resultado final vale la pena sin dudas. Las opciones del relleno pueden variar según los gustos personales, pero la versión clásica lleva cebolla, calabaza, berenjena, zanahorias y brócoli.
