La vida dio un vuelco radical, profundo, gigante e irreversible para Shakira, que en los últimos meses terminó su matrimonio con Gerard Piqué, transitó por una pelea legal por la custodia de los niños, armó sus valijas y se instaló en Miami, lejos de Barcelona.
Todo se modificó para la cantante colombiana, incluso este dolor sentimental, que se originó en el engaño de su ex marido con una joven, le significó una catarsis creativa maravillosa con una canción, que produjo con Bizarrap, y la catapultó a lo más alto de las escuchas del planeta.
En todo este escenario diferente, Shakira continúa con algo inamovible: el amor por sus dos hijos. Milan y Sasha la acompañan a sol y sombra y se erigen en su combustible diario para sanar las heridas, para reflexionar y continuar adelante con fuerza.
A partir de la gravitación de los niños, se hurgó en los motivos que impulsaron a la colombiana a optar por esos dos nombres. En 2013 llegó el primero y ahí Shakira contó en una declaración pública su origen: “El nombre Milan significa querido, lleno de gracia y amoroso en eslavo; en romano antiguo, entusiasta y laborioso; y en sánscrito, unificación”.
QUÉ SIGNIFICAN SASHA Y MILAN
Dos años más tarde, la familia se agrandó con el aterrizaje al mundo de Sasha, que también se distingue de la media, del promedio de los nombres. En este caso, el segundo hijo de Shakira posee una raíz griega y también rusa y a grandes rasgos significa “defensor de la humanidad y guerrero”.
Recientemente, la artista publicó un tema dedicado a sus hijos y contó al respecto: “Ellos la han sentido e interpretado para ellos mismos, con la pasión y el sentimiento del que lleva la música dentro. Milán y Sasha, es tan bonito ver cómo abren sus alas para empezar a realizar sus sueños”.
