El rumor estalló en las últimas horas, sobre todo después de que ella posteara la primera foto con Nicolás Cabré después de la reconciliación. El trascendido de un supuesto embarazo volvió a ganar la calle y allí, a la calle, Paparazzi fue a buscar a Laurita Fernández. Tanto su reacción como su actitud resultaron curiosas: evasivas, pedidos de disculpas y una frase repetida ante cada consulta: "no puedo hablar". Tanto que ni siquiera alcanzamos a preguntarle por su pancita.
Una diva. Una estrella. Eso parece Laurita cuando sale del edificio donde conduce, junto a Angel de Brito, el irregular Cantando 2020. Un muchacho vestido de riguroso y prolijo traje azul con camisa blanca y corbata al tono le lleva las cosas en una valija con rueditas. Sí: Laurita tiene un asistente para que no haga fuerza ni cargue peso.
En una de sus manos, ella llevaba una botella de agua mineral. Sobre el otro hombro cargaba una cartera color madera. Estaba vestida, digamos, sobria y sencillita. Remera gris, jogging al tono, zapatillas idem y tenía un buzo de la misma tonalidad cruzado sobre el cuello, con las mangas colgando sobre el pecho. Apenas escuchó el pedido de Fabián Uset, portador esta vez de la cámara callejera de Paparazzi, para hacer una nota, Laurita apuró el paso. Curioso, pues suele ser gentil y muy educada.
Sin detenerse un solo segundo, Laurita accedió luego a bajarse el barbijo. Pero ante cada consulta respondió lo mismo: "No puedo hablar", "no puedo contar nada" y "en el momento en que puede lo voy a decir, pero ahora no, no estoy en condiciones de hacerlo".
No se le preguntaba por la vacuna del coronavirus, por la nueva fórmula jubilatoria ni por el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. No, se trataban de cuestiones mucho más sencillas de responder: si está grabando una película con Adrián Suar y el colombiano Andrés Parra, si Nicolás Cabré la ayuda con las escenas y, eventualmente, si está esperando un hijo como se dijo en las últimas horas. Pero ni siquiera llegamos a insinuarla.
Laurita se fue, misteriosa, y se perdió en la noche porteña a bordo de su vehículo. El asistente volvió al edificio caminando y sin la valija. Como se dice en las encuestas, no sabe-no contesta.
IMAGENES: FABIAN USET
