Tras varias semanas de dudas e incertidumbres, Jorge Lanata logró felizmente salir de su complicado cuadro de salud y fue dado de alta. El periodista estuvo internado durante varios días en la Fundación Favaloro, pero pudo recuperarse y este fin de semana los médicos le dieron el permiso para que pueda volver a su domicilio y retomar sus actividades.
Lanata regresó a la conducción de su programa Lanata sin filtro, por Mitre. En diálogo con su equipo, compañeros de radio y la audiencia, reconoció que estuvo “asustado” por todo lo que pasó y que el “shock séptico” que padeció en el proceso lo atemorizó mucho más.
El reconocido conductor tiene múltiples y reiterados problemas de salud. Si bien suele someter a diálisis, esta vez contó que su episodio fue muy grave. Por sobre todas las cosas, lo que llamó la atención es cuando confesó que esta última internación fue "peor que el trasplante".
“Tengo la sensación de que, si no lo tomás demasiado en cuenta, son cosas que pueden o no pasar, y eso es lo que hace maravillosamente raro, ¿por qué estoy acá y por qué no me quedé (morí). Bueno, acá estoy, no me quedé. O sea, es raro, ¿cuál es la fuerza que te hizo reaccionar?”, reflexionó.
“Fue raro y fue muy fuerte, esta fue la primera o la segunda peor de todas las veces que estuve internado. El trasplante es otro quilombo. Vas preparado. Acá no había plan. En un momento estuve asustado. Tuve idas y vueltas. Y decís, ¿y esto cómo sigue? ¿Sigo? Es raro”, agregó.
Sin embargo, en un particular tono serio, Lanata se sinceró al darles un consejo a todos sobre las relaciones sexuales que hay que tener antes de morir. Una revelación normal pero que resultó algo atípica, aunque sabiendo la soltura que tiene el presentador a la hora de hablar todo es posible.
“Mi mensaje universal es garchen todo lo que puedan, y estoy hablando en serio; quiéranse, no pierdan el tiempo. Suena a discurso hippie pero es así, no hay tiempo. Es así de simple: la vida y la muerte. Es eso. Hagamos menos planes y démosle para adelante, es lo que a mi me quedó de esos días. Y Dios proveerá”, disparó.
Jorge tuvo una internación de casi 30 días en la que estuvo sedado gran parte del tiempo. A su lado, siempre y fiel compañera de batallas en estos últimos años, se mantuvo firme la presencia de Elba Marcovecchio, su esposa y gran sostén en su vida.
