Un golpe directo al corazón. Un tsunami que apareció de la nada y arrasó con todo, para generar un campo de angustia, de desolación y de dolor hondo y aciago. Mariano Caprarola apagó su luz radiante e hipnótica a los 49 años, en la tarde de este jueves.
El afamado diseñador de moda sufrió un infarto repentino como secuela de una calcificación en el Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento, donde se encontraba internado desde el lunes para realizarse un proceso de hidratación por unos valores altos de calcio.
El desenlace de Mariano sacude al universo del espectáculo, ese del que formaba parte hace muchísimos años por sus diversos talentos, principalmente por su capacidad única de asesorar en lo relacionado a la moda. Un ámbito para el que se instruyó con sus estudios como productor de moda.
Caprarola se convirtió en una elemento de confianza absoluta para una gama interminable de famosas, que depositaban en su creatividad y buen gusto la tarea de vestirlas. Dentro de esa lista gigante aparecían figuras como Araceli González, Isabel Macedo, Luli Salazar, Wanda Nara.
"Me sirve ser el payasito que divierte, no necesito demostrar todo mi conocimiento técnico", decía Caprarola sobre su modo de analizar la moda.
Desde una edad muy temprana, Mariano sintió el llamado de su alma por el arte, por el universo del espectáculo. Por eso narró en varias ocasiones que se encerraba en su habitación a crear obras de teatro, generalmente del género del musical para darle rienda suelta a su imaginación y deseo.
La danza lo atrapó y se encargó de aprender, a partir de un método muy personal, que se vinculó con la observación de clases a la distancia, en un escaparate a unos metros de un estudio cercano a su hogar. Así logró subirse a las tablas a los once años.
Los vestuarios lo fascinaban, por eso se sumergió de lleno en esa profesión y se preparó como productor de moda. Inmediatamente su don le permitió destacarse y encontró su lugar en ese espacio para vestir a celebridades de todo tipo y magnitud.
Sus primeras apariciones en la televisión fueron de la mano de Iliana Calabró, merced a su asesoría en la imagen. Su histrionismo, esa locuacidad y desparpajo llamaron la atención y se abrió un camino en el medio, donde encontró definitivamente su lugar en La jaula de la moda, ese ciclo en el que participaba hace muchísimos años.
Sobre ese paso en el programa, Mariano contó: "Entrar a La Jaula”fue una bisagra en mi vida, mi carrera necesitaba un orden, pero yo no miraba el programa, me parecía antipático, tenía la mirada de gente que criticaba la moda sin importarle lo que le pasaba a la gente que era criticada, no me sentía identificado".
