Se dice en el mundo del fútbol que hay jugadores que son técnicos dentro de la cancha. Y, llevado al ambiente artístico, Valeria Archimó (46) es eso y mucho más. La morocha sale a escena en Magnífica, la revista de Carmen Barbieri en Mardel, y en cuestión de segundos demuestra por qué se la considera una de las mejores bailarinas del país. Pero también es coreógrafa, por lo que sobre las tablas y debajo de ellas, en cada función o ensayo, es capaz de diagramar y ordenar el despliegue de todo su equipo. Le pone pasión a su trabajo, y por eso decidió esperar a que su hija Ambar creciera lo suficiente como para poder volver al teatro. Y la fecha llegó. La pequeña, fruto de su relación con el empresario Guillermo Marín (51), cumplió 3 años en diciembre, y mamá se sintió lista para volver a jugar en Primera. De la mano de Carmen, claro. Y con un gran elenco en las noches del Teatro Corrientes, a pasos de la peatonal San Martín, un clásico de La Feliz. “Nos llevamos bárbaro todos, estamos súper contentos porque la obra está funcionando muy bien y la gente se va satisfecha… Estuve en muchos espectáculos de temporada, y cuando ves esa reacción en el público es lo mejor que te puede pasar”, cuenta la bailarina.
Y cada día. Vale está feliz, porque en Mardel puede combinar el teatro con la vida en familia. Tiene una carpa en uno de los balnearios del sur de la ciudad, y allí acude cada vez que el clima lo permite junto con Guille, Ambar, su hijo mayor Teo –de su primer matrimonio–, y los dos hijos de Marín. La estrella del clan, y la consentida por todos, es Ambar. Mamá y papá están detrás de ella, le ponen protector y la llevan a jugar a la orilla. Y sus hermanos la consienten con todos los caprichos. “Me ayudan mucho, los varones son súper protectores y babosos por su hermana”, cuenta Vale, que se ganó la simpatía de todos sus vecinos playeros. Con Guille están iniciando su séptimo año en pareja, y lejos de estar viviendo la tan nombrada “comezón” atraviesan un gran momento de su romance. “Estamos bárbaro, Ambar está más grande y eso te va dando un poco de libertad. Tratamos de salir solos, regalarnos cosas, decirnos te amo constantemente, mantener el romance sobre todas las cosas… Nos amamos como cuando éramos novios, eso es fundamental para matar la rutina”, cuenta Vale. Si bien en 2012, un año después de que blanquearon su relación, la pareja anunció casamiento –y se hicieron un tatuaje–, situaciones personales obligaron a postergar el trámite. ¡Y en el medio llegó Ambar! Sin embargo, el plan de dar el sí y celebrar su unión ante amigos en una fiesta es un plan que la sigue entusiasmando. “Obvio, nos encantaría, y en algún momento lo vamos a terminar haciendo. Somos los dos muy románticos, y sería un momento muy especial”, cuenta la Archimó. ¡Que pongan fecha!
Valeria muy enamorada piensa en su boda
En Mar del Plata haciendo temporada
