"Aquí es París": la remera que lleva puesta Lionel Messi es elocuente y contundente. "Una camiseta vale más que mil palabras" podría ser la nueva frase del vocabulario popular. La pulga ha llegado a su nuevo destino futbolero y ya en el aeropuerto genera una verdadera revolución. A su lado hay decenas de personas. O cientos. Afuera hay miles. A él le importan sólo 4. Sus tres hijos y Antonella Roccuzzo, su esposa. Ella también deslumbra. Por su figura y por su look, es una estrella en sí misma.
Después de 21 años, Messi ha dejado al Barcelona. Es un momento histórico para el fútbol y para el deporte en sí mismo. O el comienzo de un período que dependerá de un solo hecho para resultar exitoso o fracasado: si Lio, Neymar, Mbappé, Verrati, Icardi, Sergio Ramos y Marquinhos ganan la Champions League habrá valido la pena toda la inversión. Si no levantan la "orejona", como se llama a ese trofeo, todo habrá sido inútil y el dolor será más potente aún.
Antonella lo sabe, como lo saben todos aquellos que conocen, por lo menos, un mínimo de fútbol. Tiene claro que la tarea será difícil y que sobre los hombres de su marido y padre de sus tres hijos caerá buena parte del peso de ese objetivo, y que deberá acompañarlo y ayudarlo para que cumpla esa misión. Pero cuidado, que de ninguna manera ella es una figura secundaria ni va a vivir bajo el ala de su esposo. Para nada. Ella siempre pisa fuerte. Adonde vaya.
Lo dejó en claro en el mismísimo aeropuerto, luciendo un look que logró lo que parecía imposible: que algunos fotógrafos corrieran la lente y la dirigieran hacia donde estaba ella. Se la veía, como siempre, espléndida y maravillosa. Para muchos, a tono con esa ciudad donde vivirán ahora y a la que tantos y tantos consideran una de las grandes capitales de la moda.
Antonella estaba en compossé con el mejor futbolista de la atualidad. El estaba de blanco, reluciente, y ella estaba de negro, completamente de oscuro, como para que no quitarle protagonismo. En letras blancas sobre ese fondo todo liso se podía leeer Versace. Orígenes argentinos, pasado reciente español, presente y futuro francés y una marca italiana. En síntesis, el mundo a sus pies. O sobre su cuerpo, mejor dicho.
Arriba tenía la remera. El verano europeo, con temperaturas inusitadamente altas, lo permite. De la cintura para abajo, un pantaloncito liviano en el mismo tono. El calzado, sandalias cómodas y livianas. Si la intención era no pasar calor, tarea cumplida. En todos los sentidos. A París ella se fue...
