Con Martín Redrado en el medio de las dos, Amalia Granata y Luciana Salazar disputan una suerte de enfrentamiento interminable que cada tanto las devuelve al centro de la escena. Al ojo de la tormenta. Tras una tensa calma, volvió a suceder esta semana.
Luciana Salazar es como la "eterna novia" de Redrado desde que el economista se enamoró de ella y eso lo llevó a separarse de su mujer y madre de sus hijos, Ivana Pagés. Pero en una de las tantas idas y vueltas que tuvo con Luli Pop vivió un intenso affaire con Granata, lo que volvió a la rosarina una enemiga acérrima de la rubia.
El escándalo entre Luciana y Redrado que explotó esta semana provocó que el periodismo se interesara por la opinión de Granata, quien no ha perdido presencia ni potencia mediática a pesar de que ahora es disputada provincial en la provincia de Santa Fe. En esa condición, se transformó en una férrea y sistemática opositora a la ley del aborto.
Entrevistada por Intrusos, Granata se despachó contra Luciana -una vez más- al considerar que había llevado a Redrado a una "relación tóxica y que les hace mal", y remarcó que "cuando estuvo conmigo nunca vivimos una situación así".
Al escuchar esa frase, Virginia Gallardo quiso saber por qué, si todo era tan color de rosa, la relación no prosperó. Fue entonces que Granata recordó con franqueza lo que sucedió en aquel momento.
"Porque yo no estaba enamorada. En realidad, creo que era algo que nos pasaba a los dos. Nos llevábamos bien, la pasábamos bien, pero no existía ese vínculo que a una la hace pensar en algo duradero o especial" dijo.
Granata le fue a hacer una nota a Redrado, considerado por ese entonces "El golden boy de la economía argentina" y lo que era una simple entrevista se transformó en un volcánico romance con el "niño dorado" de las finanzas. Fueron descubiertos compartiendo una piscina en Chile, y esas imágenes encolerizaron a Salazar, que hasta el día de hoy "la tiene jurada".
