Al menos por estos días, Duki y Emilia Mernes son la envidia de Wanda Nara: están en Milán, la ciudad que la ex vedette ama con locura, y allí pasean su amor sin fisuras, sospechas o crisis como las que la rubia atravesó repetidamente con Mauro Icardi. En el norte industrial y pujante de Italia, además, el cantante le contó a su chica qué debe hacer para que él acepte casarse con ella.
Abrigados a más no poder, El Duki y Emilia Mernes, una morocha a la que en algún momento se vinculó con el brasileño Neymar, le ponen un poco de calor y pimienta al despiadado invierno europeo, que ha congelado los termómetros con temperaturas que se escurrieron por debajo de los temidos cero grados. Sin depegarse un segundo, disfrutan de un período de descanso que combinan con análisis de posibles oportunidades laborales.
Antes de involucrarse con Emilia en un largo coqueteo que terminó con la confirmación del romance luego de muchas desmentidas, El Duki protagonizó una fugaz pero tumultuosa historia con Brenda Asnicar. Si bien ninguno de los dos habló públicamente del otro luego de la ruptura, algunos gestos o mensajes encriptados parecieron dar la pauta de una separación un tanto traumática.
"Naaaa, ¡Me vuelvo loco! Si me volvés a mirar así, te pido casamiento", desafió él. Ella lo miró con picardía y le mostró su dedo anular.
Ahora, en cambio, al muchacho se lo ve mucho más sereno y dichoso. Como si hubiera encontrado en Emilia "la horma para su zapato", o la persona que necesitaba al lado para sentirse pleno y feliz. Un buen complemento, en pocas palabras. A ella también se la ve sonriente y pasándola bien. Tanta dulzura y tanto meloneo abrieron la puerta para un nuevo rumor: el siguiente paso de la pareja podía ser la convivencia.
Como cualquier pibe de su edad (en realidad, los más grandes también lo hacen), el cantante refleja en sus historias de Instagram todo lo que hace y todo lo que le va pasando. Así, se lo pudo ver charlando con su chica en uno de los tantos cafés italianos. "Naaa... ¡Me vuelvo loco, naaa me vuelvo loco! Me mirás así de nuevo y te pido casamiento, loquita" le manifiesta a su novia, seguro y convencido de lo que estaba diciendo.
Pícara y divertida, ella no habló. Al menos con su boca, pero sí con su gestualidad. Porque en cuestión de segundos hizo un veloz movimiento con sus dedos como aceptando la propuesta y esperando el arribo del anillo de compromiso a su anular izquierdo. "¡Listo!", le gritó él. Y como ahí se cortó el video, sus seguidores explotaron esperando más novedades. Y todo en Milan, allí donde Wanda siempre fue feliz.
