Se fue de casa siendo suplente y un completo desconocido para la enorme mayoría de los 45 millones de argentinos. Volvió como titular indiscutido, como campeón de América y como uno de los nuevos próceres de la patria futbolera. Dibu Martínez completó los mejores 45 días de su vida: además de adueñarse del arco albiceleste, de atajar penales y levantar la copa, nació su segunda hija. Hoy la pudo conocer.
Flamante rey del continente, el arquero del equipo de Lionel Scaloni se reencontró con su familia y pudo ver por primera vez a su beba, que llegó al mundo 4 días antes de que se su figura se volviera gigantesca en la semifinal contra Colombia, partido en el que atajó 3 penales y se consagró como nueva figura del combinado albiceleste. También vio a su mujer, Mandinha Martínez, después de casi 50 días.
Si lo de Dibu fue heroico, lo de su esposa estuvo en un nivel superior incluso. ¿Por qué? Por la simple razón de que se bancó sola el último tramo del embarazo y de la misma manera fue a parir. Fue, si se quiere, la verdadera heroína de la pareja. Aún con los dolores y las molestias lógicas del caso, ella se grababa entera para darle fuerzas a su marido y le deseaba buena suerte en los partidos.
En las últimas horas se produjo el reencuentro familiar. Con el regreso de Dibu después de más de 45 días encerrado en "la burbuja" que diseñó la Asociación del Fútbol Argentino para que el seleccionado eludiera los problemas contra el covid (se hizo base en Ezeiza y se viajó a Brasil para cada uno de los partidos, regresando automáticamente una vez terminados los encuentros) volvieron a verse las caras.
Pero claro: esta vez no eran 3 como a fines de mayo, cuando se despidieron con la promesa de dejar todo cada uno en su tarea y de hablarse todos los días para darse ánimo y aliento, sino 4. Emiliano -ahora todos le decimos Dibu, pero ese es su nombre-, Mandinha, Santiago, el hijo mayor de la pareja, y Ava, la beba.
Mandinha -que se llama Amanda Gama y es portuguesa- esperaba a Dibu en su residencia en las afueras de Birmingham, la ciudad en la que viven desde que el se convirtió en arquero del Aston Villa. Defendiendo esa camiseta se transformó en el mejor arquero de la Premier League, el cotizado y poderoso campeonato inglés. Primero lo recibió ella. Mandinha. Después del beso, los abrazos y las felicitaciones mutuas, Dibu se escondió en una especie de "taller" y ella le dijo a su hijo mayor que fuera hacia allí. El nene no sabía nada, y cuando salió el papá se le trepó de inmediato. Lógico: a Dibu no le costó nada atajarlo.
