Sin la pompa ni los billetes que cuenta Wanda Nara, que sigue a Mauro Icardi por las glamorosas Milán o París, Gisela Bernal también viaja por Europa acompañando a su novio futbolista. En su caso, por pequeñas ciudades de Bélgica, primero, y ahora de Italia.
La jujeña, que aún sigue en litigio judicial con su ex Ariel Diwan, de quien se separó en medio de un escándalo pocas veces visto en la farándula argentina, se puso de novia con el jugador Eros Medaglia poco después de separarse del empresario de la construcción y productor teatral.
Un puñado de semanas más tarde, a él -que militaba en el pujante pero modesto Atlético Rafaela- le salió la posibilidad de irse a Bélgica a cobrar en Euros. No era la liga más expresiva ni una fortuna para cobrar, pero la moneda europea, se sabe, es mucho más fuerte que el peso y él decidió emprender la aventura. Tras algunas dudas y ciertos cabildeos, ella también armó las valijas.
No se fueron solos. Se llevaron a Ian, el hijo que ella tiene con el ex campeón de GH Fran Delgado. Los tres armaron su propia historia en destinos poco frecuentes del viejo continente y ahora disfrutan (y sufren la pandemia de coronavirus, que atacó fuerte por aquellos lados) como la familia ensamblada que son.
"Nos fuimos porque se dio una oportunidad muy linda para Eros, a través de Tamara Alves. Fuimos primero a Bélgica, en 2018, después vinimos a Italia, a Buccino, provincia de Salerno, al sur de Italia" relató Bernal al diario La Nación.
"Eros es una persona importantísima porque fue quien me devolvió la esperanza, el volver a creer en los hombres y hasta en el ser humano. Y no exagero. Es un gran compañero y a pesar de que hace ya tiempo que estamos juntos, siento que todo es como el primer día y lo amo mucho. Es una parte fundamental de esta familia y sin él nada podría ser posible" dijo para definir a su marido.
Luego, Bernal habló de su hijo. "Ian cumplió 8 años y está enorme. Mi hijo es el centro de mis actividades. En Buenos Aires, cuando trabajaba, mi mamá me ayudaba cuidándolo, pero acá estamos solitos los tres. Me tocó ayudarlo con las clases online y acá la escuela es muy exigentes: tiene muchas horas de clase y tarea para la tarde".
"Además -agregó- al comienzo no conocíamos mucho el idioma y por eso siempre digo que hice primer grado a la par de mi hijo; aprendí con él a pesar de que soy maestra. Ahora estamos en segundo grado... Se puso las pilas y terminó con todo excelente en el boletín. Mi hijo es una luz y tiene un gran poder de adaptación. Es un niño increíble, tiene la capacidad de hacer amigos donde sea y su gran pasión es jugar al fútbol".
