"Atención señores pasajeros: último llamado para subirse al vuelo 1521 de las líneas aéreas del romanticismo con destino sin escalas rumbo a la felicidad". Cuando parecía resignada a quedarse con las valijas llenas en la puerta del aeropuerto, a Nicole Neumann la tomaron suavemente del brazo y la invitaron a embarcarse.
Poco tiempo después está literalmente en el aire, enamorada de Juan Manuel Urcera. Tanto que hasta perdió el miedo a volar, precisamente. Y en todos los sentidos.
Nicole, que venía repitiendo como un mantra que ya no hablaría de su vida privada, rompió con esas ataduras y aunque la relación empezó con un escándalo se animó a gritar a los cuatro vientos que la está pasando fenómeno al lado del piloto de automovilismo, protagonista de las últimas temporadas de Turismo Carretera menos, justo, de ésta: parece que la rubia lo tiene "distraído" y no pudo clasificar a la Copa de oro, donde los 12 mejores pilotos en lo que va del año definen el título de la categoría más popular del país en las últimas 5 carreras del calendario.
Se sabe, desde hace mucho tiempo, que la Neumann le tiene pánico a los aviones, aunque los utiliza muy seguido para sus permanentes viajes tanto al interior del país como al extranjero, donde suele desarrollar buena parte de su carrera profesional y donde va a pasar largas y placenteras vacaciones.
Algunas veces, incluso, aprovechó algunas de esas travesías para visitar a su papá, el hombre del apellido imposible (Bernd Unterüberbacher), que vive en Austria.
Pero al lado de Urcera, la modelo parece haber por lo menos encarrilado ese tema. Quizás no lo haya resuelto, pero sí lo empezó a poner en caja. Manu es un hombre intrépido y amante de los desafíos a altísimas velocidades. Qué es, si no, un muchacho que se anima a hacer una curva a 130 kilómetros por hora, o encarar una recta a 250, o pasar a un competidor en una chicana y metiendo la trompa en un par de metros.
Al rionegrino le gusta volar. Incluso, se cuenta que su familia -una de las más poderosas, económicamente hablando, de la patagonia- posee hasta un avión privado. Aprovechando todas esas posibilidades, decidió hacer con Nicole lo que se conoce como "terapia de choque" y que parece ser la fórmula más efectiva para combatir el pánico a las alturas.
¿En qué consiste? En sentar a la persona que sufre ese temor en la cabina de mando de un avión, y se le va explicando con la mansedumbre y la tranquilidad que muestran los pilotos hasta en los peores momentos cómo se comanda un aeroplano, el medio de transporte más seguro de todos de acuerdo a todas las estadísticas existentes sobre el tema.
"En las nubes...."Terapia de choque" lo podríamos llamar?!? .......La felicidad esta al otro lado de tus miedos....al menos, eso dicen !!!!!! le agradeció ella a su novio. Y como dice Victor Hugo Morales en sus célebres relatos fútboleros... ¡Déjenla volar!
