«Me violaron a los dieciséis años, nunca se lo conté a nadie» – Revista Paparazzi

"Me violaron a los dieciséis años, nunca se lo conté a nadie"

Sin categoría
Sin categoría

Icono de los ochenta, Noemí Tana Alan es una de las figuras del ambiente artístico más queridas del país. Tras superar su tercera internación psiquiátrica, integra el elenco de Extinguidas, en el Teatro Candilejas, y es ovacionada de pie. Pero detrás de su lucha, guardaba una dura confesión que permite entender muchas cosas. “Que haya tenido problemas con la cocaína y el alcohol es un detonante de las cosas que me fueron pasando de chica. No solamente tengo una personalidad adictiva sino que es consecuencia de cosas que me fueron pasando durante toda la vida y que pensaba que las tenía superadas, simplemente porque seguía para adelante. Aunque parecía muy fuerte y avasallante, tenía una personalidad muy débil, que necesitaba todo el tiempo la aprobación y el afecto. Con la cocaína, al principio, te sentís genial, la dueña del mundo, y después es un horror. Pero todo es resultado de un intento de abuso de mi padre y de una violación que sufrí a mis dieciséis años, cuando todavía estaba en La Boca. A la salida del colegio, a la tarde, fuimos con unos amigos a la casa de otro chico a tomar unos mates, yo no lo conocía al dueño de casa. Después, se fueron yendo y cuando yo me quise ir, él me dijo que me quedara un ratito más. Me quedé y me violó. Y yo no dije nada porque estaba de novia y muy enamorada. ¡Nunca le dije nada a nadie!”.

–A tus hijos, a quien fue tu esposo, a tus otras parejas, ¿no les dijiste nada?

–No, a nadie, sólo a mi terapeuta, en mi última internación. El tipo era más grande que yo, tendría unos treinta años, no me acuerdo ni el nombre. Me agarró, me golpeó; no me llevó ni al dormitorio, lo hizo ahí en el living nomás. Le pedía por favor que parara, le gritaba, nadie vino, parece que no deben haber escuchado nada. Era un edificio cerca del río, de pisos altos. Primero, quiso apretarme. Cuando le dije que no, ahí fue cuando empezó a ejercer violencia y me tiró contra un sillón, me tapó la boca, le pedí por favor (se quiebra en llanto). Lo único que quería era irme. Después, me fui a la casa de uno de los que habían estado ahí para higienizarme. Por eso, no está bueno guardarse las cosas, y la gente tiene que entender que cuando alguien está triste y no saben por qué, tal vez no es una cuestión de lo que está pasando en el momento, que por ahí lo venís arrastrando, que es lo que me pasaba a mí. Hay que estar muy alerta con esto de no tener ganas de salir, que no sea sólo por trabajo. Yo estaba trabajando en Extinguidas cuando me interné por última vez, pero me levantaba sólo para ir a trabajar. El ser humano es un complemento de cosas.

–Claro…

–Ahora tengo otros conceptos de las cosas. Si bien el trabajo es importante, no puedo estar siempre en figurita.

–Después de ese episodio tremendo que viviste, habrá cambiado tu vida.

–No los vi los cambios, por eso me pasaron tantas cosas después. No está bueno tener secretos, y menos uno como ese. Lo negué tanto que no quería que se enterara nadie, me daba vergüenza. Me sentía culpable por haber ido a la casa de alguien que no conocía, por haberme quedado, pero no me di cuenta de lo que se venía. Y después lo oculté tanto que en algún lugar te queda semejante situación. Después de eso me costaba relacionarme con los hombres, pero mi novio no se daba cuenta, se está enterando ahora, con esta nota. Pobre Roberto… Es un dolor que te queda profundamente adentro hasta que lográs sacarlo, como lo estoy haciendo en este momento. Si esto le puede hacer bien a alguna mujer que haya pasado por esa situación, que no se quede encerrada. Si no se lo quiere decir a la familia, que busque ayuda igual con un terapeuta. Hay centros de atención en los cuales, si no quiere, no se tiene por qué enterar nadie. Hay que entender que sola no se puede salir. En los momentos feos de mi vida, si me acordaba de eso cuando tenía depre no me podía dormir.

–¿Y ahora cómo estás?

–Cuando me viene a la cabeza la imagen de algo malo, lo saco inmediatamente. Por eso, ahora capaz estoy haciendo otra catarsis, contándoles todo esto. Es muy difícil volver a creer en un hombre después de eso, pero yo estuve casada con el papá de mis hijos. En mi primera internación no se llegó a esto, recién en esta tercera. Antes me daban mucha medicación y no me hacía nada. Ahora no tomo prácticamente nada y estoy muy bien. 

Dura confesión de la Tana

Dura confesión de la Tana

Lo peor ya pasó

Lo peor ya pasó

Más información en paparazzi.com.ar

 

Más Paparazzi

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig