Ante el descontrol y los incidentes, se llevaron de urgencia el ataúd de Maradona y dejaron las camisetas y las banderas en el piso – Revista Paparazzi

Ante el descontrol y los incidentes, se llevaron de urgencia el ataúd de Maradona y dejaron las camisetas y las banderas en el piso

Miles de fanáticos que querían despedir a su ídolo protagonizaron graves incidentes con la Policía.
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Mientras millones de personas lloran a la muerte de Diego Maradona o acompañan en respetuoso silencio su último adiós, su velatorio se transformó en una batalla campal donde miles de personas que pugnaban por saludarlo se enfrentaron con la policía en una guerra callejera sin cuartel. Ante el creciente desorden y el temor de que la cosa se saliera de cauce -con cientos de personas debordando la seguridad de la mismísima Casa Rosada- el féretro con los restos del mejor jugador de todos los tiempos fue sacado del salón en el que estaba y llevado a otro con mayor de forma urgente. Tanto es así que, en medio de una creciente sensación de desconcierto quedaron todas las camisetas y banderas que le arrojaron desparramadas en el piso.

La asistencia de público superó todas las expectativas (se esperaba que concurrieran 1 millón de personas) y saltaba a la vista rápidamente que el horario establecido para el velatorio "popular" iba a resultar insuficiente. Estaba muy claro, ya en un primer momento, que las diez horas que iban desde las 6 de la mañana a las 4 de la tarde no alcanzarían para que ingresara siquiera la mitad de la gente.

A medida que fueron comprobando que no podrían lograr su cometido, los "feligreses maradoneanos" comenzaron a mostrar su descontento. Para colmo, las informaciones que llegaban desde la sede del gobierno nacional no eran muy alentadoras. De acuerdo a la info, la familia de Maradona -o una parte de ella, capitaneada por Dalma y Gianinna- se mantenía firme en la idea de terminar todo a las 16. Entonces, comenzaron los problemas. Primero lejos, pero luego muy cerca de Balcarce 50.

LA MONTAÑA DE OFRENDAS PARA DIEGO, PERO YA SIN EL CAJON, QUE FUE RETIRADO POR PREVENCION ANTE EL AVANCE DE LA GENTE.

La fila recorría tres kilómetros de largo y llegaba hasta la 9 de julio y San Juan, cruzando ya los límites del centro e invadiendo el barrio de Constitución. Como en un efecto dominó, los problemas que comenzaron allí e trasladaron hasta la reja de la Casa Rosada, donde cientos de personas empezaron a trepar y a ingresar de una manera que no correspondía.

Ante el desborde de la situación y con cientos de personas adentro de la Rosada y gritando por Maradona, el temor de que el ataúd fuese "arrastrado" por la incontrolable marea humana hizo que las autoridades decidieran evacuar el salón y llevarlo a otro, custodiado por soldados del ejercito.

Sobre llovido, mojado. Sobre el dolor, más angustia. Sin dudas, se trata de uno de los días más tristes que le han tocado vivir al sufrido pueblo argentino.

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