Más allá de estar pasando por un productivo presente en lo profesional, conduciendo El debate del Bailando y con la obra teatral Somos nosotros, Denise Dumas afronta hoy un momento muy difícil de atravesar desde lo personal: la partida de su único hijo varón, Santino, que se fue a trabajar un año a Nueva Zelanda.
Santi es el único hijo varón de Denise y a sus 19 años tomó una decisión que, si bien resulta bastante habitual hoy en día, no deja de causarle mucha tristeza a la conductora. Y es que, es cierto que lo hace como experiencia y buscando un mejor futuro para su vida, pero todos lo van a extrañar por estas tierras.
"Me da miedo, pero si se quiere quedar es porque está feliz. Tiene un futuro allá. Está difícil este país para los chicos jóvenes, salvo que tengan una vocación muy marcada. Conseguir trabajo es difícil", comenzó explicando la artista.
"El tema es que Nueva Zelanda es muy lejos, muy caro el pasaje. Que se arrime un poquito, por lo menos a mitad de camino... Si le duele la muela y quiero ir, llego dos días después (risas)", agregó. Se lo toma con algo de humor porque tampoco le queda otra alternativa, pero sin dudas que lo extraña y mucho.
Denise no pierde de vista que, más allá de tener una experiencia de vida, la decisión de su hijo tiene que ver con la de muchos jóvenes por la difícil situación que se da en la Argentina. "Con lo difícil que está acá. Santi es refamiliero, es muy amiguero. Por ahí él hubiera hecho un viaje más de experiencia. Tiene que ver con cómo está el país", argumenta.
Y lanza un dato que, si bien es un tanto exagerado, también resume lo crudo que se encuentra hoy el país: "Un día hizo el cálculo de cuánto debería trabajar para poder comprarse una casa acá y cuánto debería trabajar para comprársela en Nueva Zelanda, y dijo: “Yo allá, en cuatro años puedo tener una casa y acá, en 170; no me alcanza la vida".
Por supuesto que esto no significa algo irreversible. El joven bien mismo puede estar un año, decidir seguir allá por más tiempo o incluso volver antes si algo se complica (o extraña demasiado su gente). En este punto hay un privilegio, y Dumas sabe poner todo eso en la balanza más allá de su sentimiento como madre.
"Tiene pasaje de vuelta, está sano, se fue porque quiso. Yo viví lo que es perder a alguien en serio... Esto es una experiencia linda. ¿Desacomoda un poco? Sí. ¿Uno lo extraña? Sí. ¿Lo quiero abrazar? Sí. Me pierdo meses de compartir. Pero bueno, es rearmar con la camarita, es otra cosa", sentenció.
