Milca Gili no tiene consuelo tras la muerte de Silvina Luna. Al igual que su hermano, Ezequiel, y el grupo de amigas íntimas que acompañaron a la actriz en sus últimos momentos, cuando se aferró a la vida desde su cama del Hospital Italiano. Hasta que no hubo nada más que hacer y su hermano debió tomar la durísima decisión.
Gili y Luna se habían conocido en un viaje, cuando Silvina ya lidiaba con las secuelas de la mala praxis realizada por el falso cirujano Aníbal Lotocki. Juntas, compartieron viajes, charlas y confidencias y Milca fue testigo de la entereza y fuerza interior de Silvina a la hora de encarar su proceso.
“Compartimos muchos mano a mano. Ahí me contó todo lo que pasaba, tomaba muchas pastillas y mucha agua. Yo la conocí con este tema, me dijo todo lo que le pasaba y yo pensé que iba a poder, había hecho una sanación espiritual muy grande, ella no tenía rencor”, contó la empresaria inmobiliaria, en LAM.
Esta no era la primera internación en la que Milca la acompañó. “Ella iba mucho al Italiano, era como su segunda casa. No tengo palabras para describir la forma en la que se fue, la forma violenta en la que se fue; fue muy terrible”, expresó, angustiada, tras la muerte de la rosarina.
MILCA GILI HABLÓ DE LOS SUEÑOS DE SILVINA LUNA
En todo momento, casi hasta el final, Silvina quiso salir adelante. “Ella quería tener hijos, quería formar una familia, quería hacer el trasplante. Me dijo ‘tengo muchas cosas por hacer’”, contó Gili, e indicó que era Ezequiel, su hermano, quien le realizaría la donación.
“Parecía que todo iba a ir bien, pero tuvo una bacteria que no se iba y eso fue al principio de todo”, recapituló Milca, quien destacó el rol clave del familiar de Silvina en sus últimos días: “Con Ezequiel parecíamos enfermeros. Yo creo que a la fuerza que tuvo en el último tiempo se la daba el hermano”.
“La acompañé hasta el final y no se pudo, la cuidé con Ezequiel. Era una cosa de asistir a un cuerpo que cada vez estaba peor, ella tenía demasiado amor, ella agradecía a todo el mundo, a los médicos, ella no tenía bronca”, recordó, desconsolada, como Analía y Eugenia, otras de las amigas de la ex GH.
Para Milca el último mes junto a Silvina fue durísimo: “Era estar ahí y dale que dale. Llegaba a mi casa y no podía dormir. Cuando llegué, hace un mes, me dijo ´volviste´. Y me decía ´mi amor´, me pedía que la abrazara, le pedía mucho a Ezequiel que la abrazara. Por momentos se perdía, por la medicina”.
“Todo el tiempo lo llamaba a Ezequiel, quería que estuviera todo el tiempo ahí. Creo que la fuerza que tenía era por el hermano. Ella hasta el final quería vivir. Ella no se quería ir, yo no tengo consuelo, es mentira que se va a un lugar mejor. No es justo”, cerró la joven.
