Preocupada, la actriz de El Trece acudió a las redes sociales en busca de una solución a su problema.
La actriz y protagonista de La 1-5/18 irrumpió en su cuenta de instagram con un llamado a la solidaridad a fin de que la ayuden sus seguidores con un problema hogareño. Es que la actriz estaba desesperada porque al despertarse se encontró con que en su casa había una invasión de hormigas voladoras.
Tras filmar al "ejercito" de insectos sobre el techo de madera intentando meterse a su casa, en un amanecer un tanto agitado, Agustina Cherri se subió a su auto y partió rumbo a los estudios de Polka mientras que en el camino iba leyendo las recomendaciones y opiniones de su gente.
“¿Alguien sabe si estas hormigas con alas van a comerme el techo? Estoy trabajando en este momento, pero me dieron data al respecto. Esta hormiga no pica, tranquilos, pero sí come madera, anida en los cimientos de la casa. En este caso tengo que fumigar sí o sí porque se caen de las paredes y cada vez hay más”, compartió la actriz en sus historias.
Y durante un parate de las grabaciones de la tira de El Trece, Agus agregó: “se están metiendo por la madera dentro de mi casa. Obviamente, en invierno hicieron un gran nido sin que nadie lo sepa, silencioso y ahora explotó. Así que no me va a quedar otra que fumigar porque no tengo forma de sacarlas si no es de esta manera”.
Con el caso de la invasión de hormigas solucionado, la actriz se sintió aliviada y se dispuso a continuar tranquila su jornada de grabación. Sin embargo, Cherri se encontró con otro problema, esta vez, personal. Luego de que uno de sus compañeros se percataron de ello, al mirarse al espejo se vio con uno de sus ojos hinchados.
"Esta hormiga come madera, anida. Tengo que fumigar sí o sí porque se caen las paredes. Se están metiendo dentro de mi casa", explicó la actriz.
Bien podía tener que ver con una escena de llanto que acababa de grabar para la tira, pero lo cierto es que a Agustina le salió un orzuelo, uno que al amanecer y en medio de su lucha contra las hormigas aún no se había manifestado de tamaño tal.
“Para los observadores, sí, tengo un ojo más chiquito que el otro porque tengo un orzuelo”, aclaró Agustina antes de dar vuelta la página, dejar atrás las pálidas de ese día e ir a una sesión de masajes a un espacio de estética que queda de regreso a su casa en zona norte.