Como si la pesadilla se hubiera enseñado con el pueblo argentino, que no para de llorar la pérdida del ídolo más grande y más querido de todos los tiempos, una dolorosa puñalada entró por la espalda de la gente y perforó sus entrañas al viralizarse la imagen que nadie, nunca, hubiese querido tener en sus celulares, delante de sus ojos y perforando como taladro todos sus sentidos: la de Diego Armando Maradona dormido para siempre adentro de un cajón.
La foto empezó a circular entre las 10:30 y las 11 de la mañana, cuando estaban por cumplirse 24 horas del trágico y lacerante mediodía del miércoles 25 de noviembre.
Lamentablemente, ese empleado de la funeraria Pinier, Diego Molina, decidió, de manera inentendible, tomarse una imagen con el ídolo dentro del féretro. Una foto que se viralizó con extrema velocidad y que originó un repudio generalizado sin precedentes.
La casa velatoria anunció rápidamente que cesanteaba al hombre, al unísono que circularon versiones que las hinchadas de Argentinos Juniors, Boca y Gimnasia querían rastrearlo para recriminarle el horroroso accionar. En tanto que la Justicia actuó de oficio para buscarlo, al igual que los otros dos empleados que también se fotografiaron con Diego.
Molina ingresó en un silencio absoluto, se recluyó, se creyó que se había fugado al Interior. Lo cierto es que después se presentó en una comisaría para someterse a las acciones legales pertinentes. En ese momento, se conoció que este hombre ya disponía de causas legales.
El adulto de 40 años ya pasó bajo el ala de la Justicia en el pasado, en 2016 por delito de usurpación, y por segunda oportunidad en el 2020, a causa de un incidente de violencia de género. Evidentemente, Diego Molina presentaba comportamientos erráticos con anterioridad.
Tras acercarse a la institución policial, se supo que solo se pudo acusar de infringir el artículo 70 del Código Contravencional de la Ciudad, que sanciona con 400 a 4.000 pesos de multa o dos a diez días de arresto a quien "inhuma o exhuma clandestinamente o profana un cadáver humano, viola un sepulcro o sustrae y dispersa restos o cenizas humanas".
Asimismo, Molina cayó en una incautación de sus artículos personales como computadores, celulares y pen drives. Así, se lo investiga también por una posible "violación de derechos personalísimos". En definitiva, no quedó detenido porque se trata de una contravención y no de un delito penal.
