De “La Tonta” a “La Cobra”, Jimena Barón ha recorrido un largo camino en los últimos años en los que supo alzarse como una mujer muy bien plantada sobre sus propios pies, que no necesita de un hombre para seguir su camino y, menos, de los cuentos del amor romántico.
Pero, por más que se luche contra las historias que nos setearon, especialmente a las mujeres, y se intenten desarmar las fantasías que terminan con un "felices para siempre", la tentación está ahí, presente. ¿Qué hacer si nos garantizan que, siguiendo un ritual bastante sencillo, el amor aparecerá a la vuelta de la esquina?
“Quiero creer”, decía el agente Fox Mulder en Los Expedientes Secretos X, y eso mismo habrá pensado Jimena cuando con Marley descubrieron en Por el mundo una vieja ermita en Markina, en San Sebastián, donde, dicen, un ritual promete amor eterno.
“Se viene mi gran momento. Vinimos acá a que yo encuentre el amor”, anunció Barón antes de mostrar los insólitos pasos que debió seguir en este pueblito español para lograr su cometido y que ella definió, divertida: “De muy empoderada a arrastrarme en las iglesias, quién lo hubiera dicho, ¿eh?”.
Es que, para conseguir “marido para siempre” (según le aseguró el encargado del sitio arqueológico), Jime tuvo que pasar por el medio de tres gigantes piedras ubicadas en suspensión en una iglesia, en cuya intersección había una figura de San Miguel.
“Dicen que cuando pasas tres veces por ahí sin tocar las piedras encontrás el amor”, explicó la ex jurado de La Academia de ShowMarch, antes de lanzarse a la aventura con mucha energía y fe. “Yo voy a hacer lo que haya que hacer, si hay que meterse en lava… porque decidí que quiero amor”, insistió ella.
Firme en su decisión de no tocar las piedras, la artista logró su objetivo en tres oportunidades con mucho éxito y cerró, emocionada: “Amor, donde sea que estés, nos vamos a conocer”. ¿Se le dará?
