Rodolfo, el papá de Nacho, relató en Gran Hermano la difícil adolescencia que tuvo. Reveló que la relación con su mamá era muy mala por culpa de las adicciones del alcohol, problema que él también tenía. También, confesó que una vez estuvo al borde de la muerte y por suerte fue rescatado por un amigo.
Todo comenzó cuando la Tora reveló que sus relaciones familiares no son perfectas como la de los demás: "Tampoco tuve la familia perfecta. Antes de Nacho tenía a una mamá alcohólica, con muchos problemas, de convivencia, no sentirme querido, que prefería el alcohol antes que a mí".
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"A las 11 de la mañana ya se había tomado una cerveza, a las 12 un vino y.... uffff a las 13 no había quién la moviera. Paradójicamente qué hacía yo como adolescente, lo mismo porque era lo único que había aprendido. Sentía un rechazo, me daba vergüenza mi mamá", sumó.
Y agregó: "Nacho por ejemplo ha tenido una abuela, la mejor, pero a mí me hubiese encantado que hubiese podido experimentar con Nacho como una abuela paterna. No pudo, era adicta al alcohol y no pudo. Vivimos experiencias muy feas cuando Nacho era pequeño".
"Tengo muy poco recuerdos de 'hijo te quiero', fueron muy poquitos porque siempre estaba el alcohol en el medio. Era una persona poseída por el alcohol y tuve una adolescencia muy similar, iba por el mismo camino porque era lo único que había aprendido", sentenció Castañares.
"De adolescente me metía a una discoteca y me emborrachaba hasta no poder más. Era para intentar imitar a mi mamá. Al día siguiente sentía una culpa, una resaca... Mi vida era un desastre. El viernes me iba a bailar y volvía el domingo. El domingo decía '¿dónde dormí? ¿qué hice?'", sostuvo.
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Para cerrar, dijo: "Un domingo llegué y me acosté a dormir porque estaba pedo a las 12 del mediodía. Un amigo que se quedó en casa, bajó al perro para hacer pis. Cerré todas las puertas y él no tenía cómo entrar. Al final subió a la azotea con un portero para saltar desde la terraza. Pensaba que estaba.... muerto".
