El reciente arrebato de furia de Cecilia Milone contra la prensa volvió a poner a la artista en el ojo de la tormenta mediática. La cantante, que días atrás fue abordada por cronistas en medio de los rumores sobre su supuesto romance con Chico Novarro, los calificó de “abusadores emocionales”.
En este contexto, Yanina Latorre aprovechó su cuenta de Instagram para abrir su cajita de preguntas y responder sobre diversos temas, incluyendo la actitud de Milone. La panelista fue contundente: “Que la violenta es ella con la familia de Chico Novarro”.
El episodio con la prensa no fue aislado. Cecilia Milone publicó un descargo en sus redes sociales donde explicó que durante su carrera recibió agresiones y acoso de los medios, algo que según ella no identificaba en su momento como abuso emocional.
“Di notas y soporté una cantidad de agresiones a lo largo de mi carrera. No me daba cuenta de que eso era abuso emocional. No me di cuenta de que me preguntaban cosas íntimas y yo contestaba como podía, intentando ser graciosa”, señaló la actriz.
Sus palabras buscan justificar su reacción y contextualizar su comportamiento, aunque no lograron aplacar las críticas hacia ella. El comentario de Latorre se suma a la fuerte repercusión que tuvo la frase de Milone sobre los cronistas y evidencia la tensión entre figuras del espectáculo y la prensa en Argentina.
Marcela Tauro, otra periodista reconocida, también se expresó en torno a la situación, sugiriendo incluso que se debería dejar de cubrir a Milone debido a su agresividad hacia los medios. La polémica pone en primer plano los límites entre la privacidad de las figuras públicas y la labor de los comunicadores.
Además, el enfrentamiento trae a discusión cómo se manejan los conflictos mediáticos dentro del mundo del espectáculo. El intercambio entre Latorre y Milone refleja la polarización que se genera cuando artistas y periodistas chocan públicamente.
Mientras Milone se defiende alegando abuso emocional, Latorre apunta directamente a la violencia percibida hacia terceros, en este caso la familia de Novarro, generando un choque de narrativas que sigue siendo tema de conversación en medios y redes.
En definitiva, la polémica no solo gira en torno al arrebato de Milone, sino también a cómo los medios y las figuras públicas interactúan, cuál es el límite del respeto y cómo se construyen las percepciones públicas en torno a cada hecho.





