Las redes sociales son un campo maravilloso, que conectan personas en todas las latitudes del planeta, que permiten un sinfín de procesos positivos, pero que también se erigen en un terreno fértil para comportamientos horrendos desde el anonimato.
Flor Vigna se destaca en las plataformas digitales, en ese ámbito se mueve como pez en el agua y comprende el lenguaje como pocos. A pesar de su luz, de ese halo radiante y súper empático, en ocasiones cae en las garras de personas que se creen con el derecho a criticar.
Recientemente, Vigna posteó una foto en pleno trance con el baile, desde el interior de su casa, en una actitud loable de compartir la intimidad de sus actividades, de esas expresiones artísticas que tanto la estimulan y la erigen en un talento.
Increíblemente, un seguidor entendió que debía emanar su visión sobre el cuerpo de Flor y no se le ocurrió mejor idea que comentar: “Qué gordas son tus piernas, parecen de futbolista pero con celulitis”. Impensado y totalmente desubicado.
Lejos de hacer caso omiso y evadir ese pensamiento estúpido, Vigna sintió la necesidad de responderle, probablemente para sentar un precedente y brindar una declaración de principios. “Me gusta comer bien y estar fuerte para bailar, saltar y lo que venga. En mi familia somos de jamones power”, bramó.
Hasta que le dedicó una concepción tajante, con mucha verdad, y exclamó: “Creo que todos estamos aprendiendo a hablarle mejor a nuestro cuerpo y hacer comentarios como este es totalmente arcaico. Cada cuerpo es diferente y los comentarios ajenos ya quedaron vintage para la evolución papi”.
