Gimena Accardi habló de su infancia sin lujos: “Comía siempre fideos con manteca» – Revista Paparazzi

Gimena Accardi habló de su infancia sin lujos: “Comía siempre fideos con manteca"

Tras vivir una infancia con lo justo y necesario, la actriz, que la rompe con su personaje en “Separadas…”, recordó las épocas de vacas flacas y admitió que las carencias del pasado han sido una enseñanza para aprender a disfrutar de los buenos momentos.
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A esta altura, con 2020 dando sus primeros pasos, podría intuirse que Caro va a dar que hablar. El personaje de Gimena Accardi (34) va camino a correr la misma suerte que el rol desarrollado por María Eugenia Suárez en Argentina, tierra de amor y venganza. Es decir, a recibir críticas positivas no solamente por la calidad del personaje, sino también por el contenido de la historia que se pretende contar con su trabajo.

En Separadas…, la ficción que tan buenos resultados le viene dando a El Trece, la mujer de Nicolás Vázquez lleva adelante una doble responsabilidad cada vez que interpreta lo escrito por los guionistas, pues si bien Caro aporta un sello distinto con su inocencia y su frontalidad, también se propone concientizar sobre esos retrasos madurativos no diagnosticados.

Seguramente en Accardi se ven representados miles de casos que no tienen visualización, pero que encuentran en el papel de la actriz un canal para construir un grado más alto de concientización. Chocha con la labor asignada, Gimena transita un presente productivo en todo sentido ya que mientras Caro se va convirtiendo en una bandera para los que padecen su misma patología, puertas adentro se sostiene en su vínculo con Nicolás.

Junto al actor han recorrido un largo trecho, con experiencias buenas y otras no tanto, pero permanentemente a la par, al margen de alguna separación exprés por enojos momentáneos. “Con Nico supimos encontrar la facilidad con libertad. Sin mandatos, abocados a un buen presente laboral y con la posibilidad de mirarnos y de repente decir ‘Ey, preparate unos mates y hacete un bolso, en diez salimos a la costa’ o ‘¿Nos vamos de viaje? ¿Dos meses? Sí, dale…’. Y por ahí con hijos resignaríamos esas locuras que hoy, a los 34, me hacen tan feliz. Si el día de mañana llega un bebé sería maravilloso, pero no nos obsesiona”, explicó la actriz a la revista Gente, recordando el momento en que la vida la privó de ser mamá.

“Cuando perdimos el embarazo dijimos ‘paremos un toque, escuchémonos, tenemos la vida por delante’. Y así fue. Ya no somos los mismos que en 2013. Comprobamos que se nos había hecho más pesado el ‘¿y, chicos, para cuándo?’ que lo que realmente nos pasaba a nosotros”, agregó.

Más tarde, la actriz rememoró que esa instancia con Nicolás “fue dura porque el deseo era muy fuerte. ¡Sí que sufrimos! Pero el tiempo fue parándonos en otro lugar. Se convirtió en un crecimiento de bocho y de corazón”, y señaló que “la paternidad puede resultar una presión, un estigma social absoluto que, por suerte, las nuevas generaciones están obviando. Ya es hora de desestructurar el chip que nos instalaron. A muchas mujeres no les interesa ser madres, se sienten cómodas así y hay que respetarlas, tanto como a las que dicen ‘si no soy madre me muero’. No hay diferencias”.

Las bases del éxito que disfruta actualmente Gimena también tienen que ver con sus comienzos. “Mi infancia me hizo valorar mucho más lo que hoy tengo”, recalcó, argumentando: “Crecí en un hogar donde no existía el ‘quiero eso’ y lo tenía. Recibía juguetes y ropa heredados de mis primas mayores o de las hijas de las amigas de mi mamá. Y si por ahí aparecía una Barbie… ¡uy, se cuidaba como oro! Me hace feliz haber crecido así. Se comía fideos con manteca casi a diario y mis padres se iban al alba y volvían a la noche”. Sí, interpretó bien: entre Gimena y Caro hay similitudes: ambas dicen la verdad y reivindican, cada una a su manera, todo lo que tienen.

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