El periodista Guillermo Andino se da el lujo de vivir en una mansión ubicada en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires. Ante esto, salieron a la luz los detalles de la lujosa casa en la cual vive junto a su esposa e hijos y en cuánto está valuada a días de irse de la tele.
Guillermo Andino está en pareja hace varios años con Carolina Prat, ex modelo y conductora de televisión. Se conocieron en 1995 en Canal 9, donde surgió el amor. Años después llegaron sus hijos: Sofía, Vicky y Ramón, quienes aún viven con ellos.
La familia logró asentarse en el norte de la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en la localidad de Martínez. Allí, viven en una casa. Para tomar dimensión de los lujos que tiene esta, hay que mencionar que la misma está valuada en más de 2 millones de dólares.
Es que la mansión es amplia como para que los 5 integrantes de la familia puedan vivir de manera cómoda. Sumado al espacio, los distintos lujos que tiene, entre ellos, un amplio jardín, una pileta privada y una decoración acorde al gusto de la familia.
La propiedad cuenta con 1500 metros cuadrados, de los cuales 600 son de jardín y los restantes 900 pertenecen a la cobertura de la casa. En lo que respecta a la parte verde de la propiedad, cuenta con una enorme pileta y arcos de fútbol. Además, alrededor de la piscina se encuentran las reposeras para tomar sol y distintos árboles para disfrutar también de la sombra.
En lo que respecta a la casa, la familia disfruta de un amplio living para poder compartirlo en familia. Tan es así que cuenta con 6 sillones distintos para poder descansar. En cuanto a la decoración predominan los artículos antiguos como arañas de techo y muebles de época.
El recorrido por la casa concluye en la cocina, que si bien tiene lujos a la altura de la mansión, es bastante más sutil que el resto de la casa. Por último, Guillermo Andino cuenta con su cuarto privado en el cual disfruta de sus hobbies como la colección de juguetes de su infancia, una pista de autos, trenes y barcos a control remoto.
Vale recordar que la familia también se dio el lujo de comprar el terreno ladero al suyo. Principalmente para que no construyan nada que les tape el sol, pero también para evitar aguantar ruidos molestos.
