En la primera etapa de la cuarentena, nadie sabía por cuánto tiempo se quedaría la recién llegada pandemia de Covid 19.
Pero la necesidad de la gente ya se hacía sentir y Jorge Castro, popularmente conocido como Locomotora, uno de los más grandes boxeadores de nuestra historia, decidió poner “manos a la obra”.
La restricción impuesta por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio lo obligó a cerrar su gimnasio en Temperley, y lejos de dejarlo como un lugar a la espera de una reapertura, lo transformó en un comedor comunitario.
Así, hace más de dos meses y medio que cerca de cien personas hacen cola todas las noches por una porción de comida calentita, que Castro y sus allegados preparan con la mejor de las intenciones.
Los cincuenta metros de cola que dan vuelta a la manzana de Pasco y Caaguazú, allá en el sur del conurbano (ahora conocido como AMBA) no solo dejan en evidencia una cruda realidad sino su voluntad de ayudar.
“Se necesita que la gente se vaya a dormir con la panza llena y yo soy solidario", aportó el boxeador.
En el barrio San José, el deportista hace ollas populares y entrega viandas según la cantidad de gente que cada familia tiene en sus casas. “El otro día vino un hombre y dijo que necesitaba once porciones y se las dimos…”, contó Jorge.
“Se necesita que la gente se vaya a dormir con la panza llena y yo soy solidario. La idea arrancó cuando empezó la cuarentena… En el barrio la gente vive día a día, no tiene una mensualidad”.
“Lo hago todo a pulmón, por mi cuenta, acá no hay nada de política. La gente del Mercado Central me ayuda con mercadería, y vamos sacando la situación adelante. También reparto alimentos dos veces por semana”, compartió el santacruceño.
“Mis hijos saben las cosas que hago por la gente. Yo sé lo que es pasar hambre. Y sé lo que cuesta dormirse cuando te chifla el estómago”, se sinceró Locomotora, empático con la situación que vive mucha gente.
"Sé lo que es pasar hambre. Y sé lo que cuesta dormirse cuando te chifla el estómago", se sinceró el Roña.
“Tengo amigos que vienen a colaborar y un jefe de bomberos que se encarga del tema de la distancia entre persona y persona”, compartió el boxeador sobre el protocolo de seguridad e higiene que llevan adelante a diario.
“Todos los que vienen a ayudar están con guantes y máscaras, no quiero que el día de mañana se diga que no se hicieron las cosas como corresponden”.
Y con vista a regresar a su profesión superada la enfermedad contagiosa, tres veces por semana Jorge aprovecha sus instalaciones para entrenarse “pegándole a la bolsa”. “Me gustaría volver a pelear, me estoy preparando para eso, cuando pase todo esto”.
Nacido en Caleta Olivia, al norte de Santa Cruz, "El Roña" Castro fue, para muchos, el último exponente de la vieja guardia del boxeo. Guapo, displicente, atorrante y sobre todo peleador: subió al ring nada menos que 144 veces. Ganó 130 combates (90 por nocaut), sufrió 11 derrotas y empató en 3 oportunidades.
Talentoso y bravucón, polémico y querido, fue campeón mundial mediano, en la versión AMB, desde el 12 de agosto de 1994 hasta el 19 de diciembre de 1995, un lapso en el que acumuló 4 defensas exitosas. Su última salida a escena sucedió el 27 de enero de 2007, en Mar del Plata. Hace más de 13 años que los cuadriláteros lo extrañan.
